Ante la que se nos vine encima como país y como miembros de un colectivo que entre si debe sentir afectos, he propuesto que se debe subir el IRPF para ayudar económicamente a los trabajadores que hayan quedado en paro y a los autónomos que se hayan arruinado o estén al borde la quiebra, así como a las empresas pequeñas que por falta de actividad estén en parecida situación.

El sistema capitalista en el cual nos movemos exige el movimiento continuo. El consumo elevado a la categoría de consumismo. De lo contrario no funciona. Algo así como las bicicletas de piñón fijo, que si no pedaleas te caes.

En esta sociedad, para obtener dinero y poder vivir necesitas vender algo (todo el mundo vende algo, hasta los curas). Y vender algo implica que tú tengas un producto que vender y...que te lo compren.

El cura vende su discurso y el trabajador vende su capacidad para hacer o construir algo, una tarea, etc. Pero al estar confinados en nuestras casas para que los ejércitos de batas blancas acaben con el virus en los hospitales, lógicamente no se consume, es decir no se compra. En consecuencia el que tiene algo que vender no logra su propósito y no obtiene dinero por esa venta, con lo que se queda sin ingresos.

Otra cosa sería que cada persona, por el mero hecho de existir, recibiera una cantidad de dinero aunque no trabajara (renta universal básica). En ese caso, con una renta universal básica, lo que obtuviera la gente por su trabajo sería algo obtenido a mayores, de manera tal que si se queda sin trabajo o sin vender sus productos, podría seguir teniendo para vivir.

Pero eso no ocurre y mucha gente opina que no debe ocurrir porque según ellos no hay dinero, y lo que es peor, porque lo consideran una afrenta ya que los vagos disfrutarían de su cara dura (sin darse cuenta de que un vago, como un jubilado, trabaja de consumidor es decir expandiendo el dinero). Bueno, de momento no entremos en esos prejuicios, pero aprovechemos esta crisis para aceptar que los impuestos progresivos (que pague más porcentaje quien más tiene) deben crecer con fuerza y sin miramientos. Porque actualmente es preocupante la incultura que lleva a la mayoría de los mortales a querer tener servicios de calidad y no pagar impuestos.

Sirva este artículo para ir concienciando de las ventajas de tener impuestos justos y fuertes (que repartan la riqueza de arriba abajo). Fijémonos en la cruel situación actual (con la crisis del corona virus). Dividamos la sociedad española en dos colectivos. Los afortunados, que son aquellas personas que en Semana Santa iban a gastarse un dinero que les sobraba.

Sí que les sobraba. Recordemos que un sueldo tiene tres partes: la que necesitas para "sobrevivir" (o sea sin la cual estarías en la pobreza), la que necesitas para "vivir" (es decir para permitirte alegrías) y la que te "sobra" (que es la que te permite lujos más o menos caseros). Siendo el otro colectivo el de los desafortunados. Los que iban a tener que trabajar esta Semana Santa para que los afortunados disfrutaran de su fortuna.

Imaginemos ahora que los afortunados iban a transferir, con su consumo, una cantidad X a los desafortunados. Pero como estamos confinados, esa operación, ese trasvase de miles de millones de euros de los afortunados a los desafortunados no se va a producir, con lo que al final de la crisis sanitaria nos encontraremos con la crisis económica que supone que los afortunados encima tengan X miles de millones más que antes, y los desafortunados tengan X miles de millones menos que antes.

Por eso urge que el Gobierno progresista actual, apoyado por los diputados que tengan algo de humanidad, aprueben unos presupuesto con fuertes subidas en el IRPF y dejarse de miedo a perder votos. Urge redistribuir la riqueza. Antes porque era justo. Ahora porque es inevitable o acabaremos siendo una sociedad muerta.

Si no están convencidos nuestros dirigentes que apliquen la subida del IRPF durante un periodo transitorio, por unos años, hasta que España supere el tsunami económico, de lo contrario nuestra patria va a sufrir mucho en la carne de nuestros compatriotas más vulnerables.

Y no hay nada más vulnerable que perder el puesto de trabajo o no encontrarlo.

Solidaridad por ley.