Dentro de unos días, a finales de marzo, se celebrará la Tercera Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos. Será un encuentro con la militancia podemita para votar -renovar- la dirección y el liderazgo de Piglesias. Esta vez no se producirá en el Palacio de Vistalegre, sino en la cubierta de Leganés. Por eso decimos sanseacabó Vistalegre III. Suponemos que se hace así para aludir a la nueva etapa como partido del Gobierno y desligarse de la aureola cainita de las luchas internas que apenaron las reuniones de Vistalegre I y II.

Y allí se tratará de encauzar o modificar el rumbo de un Podemos, alto de moral pero bajo de militantes, de votantes y socios. Por cierto, el coso taurino de Leganés tiene un aforo para 10.000 personas, mucho menor que los 13.500 asientos del Palacio de Vistalegre.

También se examinará el papel y el poder que ocupa Unidas Podemos en el Gobierno de coalición con el PSOE. Y esta Tercera Asamblea se realiza precisamente un año antes de lo previsto, para aprovechar el tirón -impulso- del comodín de estar en la Moncloa gobernando.

Más tarde o temprano, Izquierda Unida en solitario, es ya un proyecto en vías de extinción. Y la IU del comunista Alberto Garzón es más que un apéndice de Podemos. Es con ellos -intrínsecamente- Unidas Podemos. Así lo ha dicho el nuevo ministro A. Garzón: "la unidad con Podemos es irreversible, no tanto desde un punto de vista técnico, sino político. Hemos demostrado lo buen instrumento que es, aunque no sea la panacea, pero es mejor estar unidos en valores y principios".

De este modo se cumplieron sus intenciones y las de su núcleo duro. Atrás quedaron ya las tradicionales derivas negativas y las deudas económicas electorales. Se cargaron el PCE clásico y ahora abogan por el PCE.3 o Unidas Podemos.3. Los que no estén de acuerdo con esos nuevos planteamientos, se separarán de IU (algunos ya lo habían hecho antes). Unos se irán a ´Anticapi´, o a otras propuestas políticas alternativas de Izquierda. Harán como ya hicieron G. Llamazares, B. Garzón, C. Almeida, A. Gutiérrez, Cayo Lara, etc.

En la formación morada pasará lo mismo. Dinamitado Vistalegre, ahora en la plaza de toros (La Cubierta de Leganés) acabarán con la transversalidad política de los diversos podemitas. Se marcharán, o han sido expulsados ya, las fuerzas, otrora coadyuvantes, de anticapis, errejonistas o socialistas cabreados o independientes de movimientos sociales de Izquierda. El actual UP -Podemos con IU anexionado- está en magnífica posición para, en pocos años, formar ese PCE.3 que nacerá en Leganés I. Piglesias y A. Garzón con su núcleo duro lo están consiguiendo. Con menos gente, menos diputados y muchísimos menos votos que en 2015, están en el Ejecutivo de coalición. Han pasado de quedarse años y años en una oposición relajante pero insignificante y deprimente, a poder desarrollar políticas sociales y trasformadoras, beneficiosas para la gente, para gobernar España, para cambiarla más y a mejor. Eso sí, moderados; poco a poco sin grandes revoluciones o radicalismos...¿Alguien da más?

Y enfrentados a estas decisiones de Unidas Podemos, renegando de ellas, están las otras Izquierdas más radicales, Anticapi, Alternativas y cía. Muchos de estos van de puritanos ideológicamente, pero no se jalan ni se jalarán una rosca. Esas fuerzas izquierdistas están más que demodé. Se han estancado en la insignificancia política que no facilita la vida de la gente. No hacen -porque no saben o no son suficientes- políticas transformadoras, efectivas. Para ellos, solo su discurso es el válido; sus poderes están en las calles, sus pancartas, gritos e insultos, a veces, ese es el bagaje político de una escasa acción de gobierno.

Nos tememos que para Izquierda Anticapitalista (IA), como ocurre en las corrientes trotskistas, gobernar no es casi nunca una prioridad. Por ello, IA es lógico que manifieste esa gran contradicción, "si está en el gobierno de coalición con el PSOE, y al tiempo mantiene intacta la posibilidad de cambios revolucionarios en España".

Aún conservan rigurosamente los dirigentes y militantes de IA las tradicionales ideas del marxismo trotskista. Ahora, ese modelo original apenas se ha renovado con elementos complementarios de ecologismo y feminismo.

Pero el excesivo extremismo les puede hacer encallar y quedarse en el aislamiento parlamentario, como una confluencia de siglas enconada en la Izquierda más ortodoxa, elitista, perdedora y minoritaria. Eso sí que sería cretinismo político. Algún día retornarán a UP o como se llamen entonces.

De momento, Piglesias ha contenido el debacle electoral del 10-N para el partido morado y sus socios, salvando los muebles. Y es que el líder podemita ha asumido perfiles errejonistas de colaborar en el Ejecutivo de coalición y retornar a la vocación muy clara de gobernar y cambiar las cosas con la que nació Podemos.

¿No será que unos y otros -toda la verdadera Izquierda más allá del PSOE- se necesitan porque solitos no harían nada, o serían insuficientes, marginales, no superando jamás los cuatro millones de votantes, o el 15% de los votos?

Esto no significa que se debe abandonar la lucha. Eso nunca. De ahí el lema de la próxima Tercera Asamblea de Leganés: "Luchar, crear, poder popular".