No sé qué tiene Portugal que cada día me atrae más. Siempre lo he dicho, acabaré 'exiliándome' en el país de Fernando Pessoa, de Eça de Queirós, de Castelo Branco, de Camoes, de Saramago, de Lobo Antunes, de Peixoto, de tantos, tan grandes e imprescindibles escritores de ayer, de hoy y de siempre, que también han ayudado a dar brillo y esplendor a las letras portuguesas. Portugal tiene un enorme atractivo que, posiblemente, de este lado de la Raya no hemos sabido ver, no hemos sabido valorar. Me encanta la caballerosidad del hombre portugués, en él hay reminiscencia de aquellos caballeros distinguidos, educados, dueños de un código de conducta gentil y atento. Me gusta presumir de mis amigos portugueses, de José Carlos Paterno Dias, de Ana María y Eugenio Branco, de Luis Sousa, todos ellos ligados al mundo del vino.

No soy una excepción en mi cariño, en mi admiración hacia Portugal y los portugueses. La publicación irlandesa 'International Living', bajo el título "Los mejores lugares para retirarse" ha situado a Portugal en el primer puesto del ranking que ha elaborado. El país luso fue elegido como mejor destino para las personas jubiladas, con 86 puntos de los cien posibles que otorga el estudio.

Los cuatro siguientes destinos predilectos se encuentran en América Latina: Panamá, Costa Rica, Méjico y Colombia. España ocupa el octavo lugar, con 76,8 puntos, que tampoco está nada mal. Yo situaría a España por delante de Méjico o de Colombia, pero bueno, el estudio ha hablado en estos términos y es lo que hay.

Portugal cuenta con infinitos atractivos. Aparte de su paisaje y su paisanaje, es el segundo país menos caro de Europa, después de Bulgaria. Cuenta con una cantidad de ventajas notables para todas aquellas personas que quieran vivir su edad dorada, su jubilación, su etapa de 'jubileo' en el país luso. Conviene saber que a los pensionistas extranjeros no se les aplica en Portugal, desde el año 2012, ninguna retención y además pueden rescatar sus planes de pensiones sin pagar nada a la Hacienda lusa. Que tome buena nota la voraz España, bueno, la voraz Agencia Tributaria española.

Portugal sólo pone una condición para aplicar todas estas ventajas, vivir al menos 183 días al año, comprando o alquilando una vivienda. Teniendo dinero para poder hacerlo, una buena jubilación que permita respirar con tranquilidad, Portugal pone las cosas mucho más fáciles a los pensionistas extranjeros. A todo ello hay que añadir el buen clima portugués, la excelente comida que va más allá del tradicional bacalao, el extraordinario paisaje, el litoral maravilloso y como siempre digo, el paisanaje, el pueblo portugués del que estoy literalmente enamorada.

El resto de destinos, además de estar muy lejos, no me interesan tanto. Sin buscar otro, Méjico es absolutamente inseguro. No puedo entender cómo ha salido elegido. Otro tanto de lo mismo ocurre con Colombia. Sólo la Suiza de Centro América, Costa Rica, ofrece máxima seguridad. Panamá está pensado para los jubilados estadounidenses y Ecuador también ofrece alguna que otra ventaja. Ninguno como Portugal. Su encanto, su monumentalidad, sus playas y la gentileza de sus gentes son más que sobrados atractivos, aparte de todos los apuntados antes.

Hay que estar preparados para cuando llegue el momento de la jubilación y plantearse nuevos horizontes. Conocer lo que, estando tan cerca, es desconocido para la inmensa mayoría y disfrutar a tope. Si es en Portugal, el disfrute está asegurado. ¡Ay, Portugal!, ¿Por qué te quiero tanto? Como se preguntan los cantores de la tierra lusitana ¿Por qué se maravilla quien te ve? Las razones son más que sobradas.