Anda enredando estos días Pedro Sánchez con el asunto ese de la crispación que atribuye a la derecha y a los periódicos y periodistas que tanto él como su socio de Gobierno, Pablo Iglesias, quisieran hacer desaparecer a unos, cerrar otros y meter en la cárcel a los demás para que dejen de incordiar, por lo que ambos han enviado al carajo a la mismísima libertad de prensa. Resulta curioso que hablen de crispación quienes con sus actos y sus palabras no hacen otra cosa que crispar y provocar una gran irritación entre la mayoría ciudadana que no comparte sus postulados y su manera de gobernar. Al fin y al cabo, crispar, según el diccionario de la RAE es eso: "provocar gran irritación".

Los dos presidentes del Gobierno de este país, yo prefiero llamarlo por su nombre, es decir, España, siguen empeñados en alzar el índice acusador señalando a la derecha como la gran crispadora patria. Mire por donde, a pesar de sus respectivas acusaciones, el último barómetro del CIS de febrero, dado a conocer estos días, determina que los españoles en su conjunto culpan a Sánchez y al dirigente de VOX, Santiago Abascal, de la crispación que al parecer sacude al país. ¡El CIS de Tezanos viéndole una pequeña mácula en el curriculum presidencial del jefe! ¿De dónde se habrá caído Tezanos? Creo que prefiere emplearse a fondo a la hora de la intención de voto, señalando como ganador en unas hipotéticas inminentes elecciones a Sánchez, y endosarle alguna pequeñez como esta que, bien mirado, de pequeñez no tiene nada. Tiene su aquel y pone a Pedro Sánchez en su sitio. Porque, allá donde va, es para meter los dedos en la boca incluso de los que pasan de él como Núñez Feijoo.

La tensión que genera Sánchez, según el último barómetro del CIS, preocupa mucho o bastante al 73,7% en un contexto en el que el 88,3% de los encuestados califica el panorama político de muy crispado. No seré yo quien diga que la derecha lo está haciendo bien. No hay más que escuchar a Cayetana Alvarez de Toledo y su superioridad moral e intelectual. Más vale que estuviera calladita. Peor que escuchar a Cayetana del PP es hacer lo propio con Irene Montero de Podemos. Esta sí que crispa. Lo hace siempre que abre la boca. Además de su animadversión hacia los hombres que queda patente en el cuadro de honor feminista que la acompaña en el ministerio que le ha regalado Sánchez, no hay colectivo al que no crispe con sus acusaciones e infundios que procura alimentar también en redes sociales. Por cierto, la última novedad de la pareja Iglesias-Montero consiste en que él acusa y ella señala directamente. Él ha acusado a algún que otro periodista como carne de trena por sus discrepancias constantes y ella directamente ha señalado a Eduardo Inda. Qué bien se complementan.

Tengo para mí que, unos más y otros menos, todos los políticos crispan o ayudan a mantener la crispación que sacude España. En eso también ha ahondado el CIS, señalando que un 10% de españoles piensa que todos los partidos y todos los políticos crispan por igual. No es de extrañar que lo que hacen y dicen partidos y políticos en general se haya convertido en la segunda preocupación de los españoles, por detrás del paro. Quizá porque con sus políticas y sus crispaciones son ellos los que hacen que el paro aumente o disminuya. La situación política tiene mucho que ver con la creación o la destrucción de empleo. No hay más que ver lo que ha venido ocurriendo en Cataluña y más concretamente en Barcelona desde que al mundo independentista le dio por salir a la calle en procesión y armar tangana. Las ha habido de antología.

Necesitamos líderes políticos permeables a superar esa situación enojosa para todos. Sólo así es posible que se supere la crispación que, esta vez según el CIS, genera en demasía el PSOE, por encima de cualquier otro partido.