El libro "Molinos y molineros" fue presentado en el Ayuntamiento de Zamora el pasado mes de enero por el concejal de Turismo Christoph Strieder y por los hijos del autor, ya fallecido. El Ayuntamiento quiere poner en valor todas las aceñas de la ciudad: Pinilla, Cabañales, Olivares, Gijón y Los Pisones, así como hacer rutas guiadas por las mismas. Creo que han acertado al editar el libro de Isaac Pérez "Molinos y molineros", pues el autor fue molinero en las aceñas de Villaseco así como en el molino de Villalcampo y Pinilla.

El arquitecto Pedro Lucas, gran artífice de la restauración de las aceñas de Olivares (en el año 2008), supo contar con el asesoramiento de Isaac Pérez, quien construyó las maquetas de la rueda vitrubiana, entruesga, batán y macho pilón, siendo posteriormente construidas a tamaño natural y dando servicio a las mismas.

Me alegro que el Ayuntamiento quiera concienciar a la población zamorana y decirles que recuperar las aceñas para la ciudad será tan importante como lo fue en su día la recuperación del románico.

En el libro hay copiado un romance de enorme actualidad:

"Aceñas con sus azudas

en las que el agua gemía,

reliquias en piedra y arte

que cuanto hacer costaría,

ruinas donde el hombre muestra

su desidia y su apatía".

¿Qué cuenta el libro?

Datos, fechas, propietarios, maquinaria y funcionamiento de esos maravillosos ingenios hidráulicos situados en el Duero y sus riberas.

Es decir, no solo se detiene en las aceñas principales, sino que narra donde están situados batanes, cañales y molinos de arroyo o de rodezno.

Este trabajo debe ser una obra de referencia para los estudiosos y conocedores del tema, pues podrán indagar en los artilugios antes mencionados.

Para los aficionados o primeros lectores, tendrán la posibilidad de incrementar su vocabulario, pues aparecen palabras prácticamente en desuso: rueda vitruviana, palón, entruesga, cabria, volandera, saetín...

Será un placer para los lectores descubrir lo que cuenta sobre los batanes, sobre los telares, sobre los molinos de mareas, sobre los molinos de viento y sobre el trigo, y sobre el pan y sobre....

Habla de las crecidas del Duero y los problemas que acarreaba a las aceñas de Zamora, pero nada comparado con las que estaban en los arribes de Almaraz, Pereruela, Villaseco... Las avenidas no avisaban y en Villaseco a veces no les daba tiempo a sacar los artilugios más preciados, pues el agua cubría con facilidad los dos pisos de que constaba la aceña. El motivo es sencillo, en los arribes el cauce se estrecha o se encajona y en las crecidas el agua tiene que subir de nivel para poder pasar. Hay datos por parte de la empresa Iberdrola, que nos dice que en los arribes salmantinos llegó a subir hasta treinta y cinco metros el nivel del agua en las grandes avenidas.

El arquitecto Pedro Lucas, amante y conocedor del funcionamiento de las aceñas, propone que en la recuperación de los molinos de Gijón y Los Pisones habría que colocarles pequeños rodeznos o turbinas (generadores) para suministrar la corriente eléctrica necesaria a dichos edificios.

Para la recuperación, antes mencionada el Ayuntamiento de Zamora debería contar con "las aulas taller" porque el oficio de molinero llevaba implícitos conocimientos de carpintería, herrería, albañilería o cantería.

Las aceñas de los Pisones están muy deterioradas, pero el cañal o pesquera está casi perfecto y didácticamente sería muy curioso para los visitantes.