No están muy lúcidos que digamos en el Partido Popular de Casado. Inés Arrimadas, con todo casi perdido según las encuestas, se ha llevado al huerto a Pablo Casado y a Teodoro García Egea. Han apostado fuerte por un partido en decadencia, también dividido, como el propio PP, y se han lanzado a una aventura incierta. Lo mismo atinan, pero ¿y si no? Lo de Navarra no es extrapolable al resto de comunidades autónomas. Encima, Sánchez tiene como objetivo a Núñez Feijoo. Le ha dado para el pelo el otro día. Pero cuidadito, que el gallego no es Casado, a veces un tanto bisoño y sin la malicia que acredita a los dos presidentes del Gobierno, Sánchez e Iglesias.

Muy presto ha estado el líder popular a la hora de cargarse a un histórico que ha ocupado las más altas responsabilidades en el País Vasco y en España como ministro de Rajoy. Alfonso Alonso se merecía otro trato. Lo han dejado a los pies de los caballos y eso acaba pasando factura, a la nacional y a la autonómica. El PP vasco no está para muchos trotes. Los mejores han sido laminados o se han ido motu proprio. Han rescatado a Carlos Iturgaiz y lo mismo el experimento funciona, no sé yo. El vasco regresa de los tiempos duros, aquellos en los que ETA reinaba en el País Vasco y en España y lo primero que se le ha ocurrido decir es que deben "aunar fuerzas" con Vox para hacer frente al Gobierno. Vox sube, PP baja. Por lo menos Iturgaiz lo tiene claro y no anda con medias tintas. Su discurso es conservador y no se esconde.

Muchos militantes y sobre todo muchos votantes del Partido Popular en Zamora, se preguntan, por qué Casado y García Egea, no mostraron la misma firmeza en Zamora, sabiendo como saben que el color de su partido en esta capital y provincia es verde-Soraya. Muchos votantes se frotaban las manos con alegría y acabaron mesándose el cabello con desesperación al ver la inoperancia del partido en Zamora, donde sobreviven nombres ligados al pasado que nada tiene que ver con el presente de Casado. Pero como no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Encima la tendencia en el Partido Popular es premiar a los perdedores y perdedoras. Es consentir más de lo que pueden y deben para complacer el capricho de los que quieren estar en Madrid a toda costa, pasando olímpicamente de la ciudad a la que prometieron o juraron servir. Los ciudadanos de esta noble y leal ciudad estamos ya hasta los mismísimos y un poco más arriba de estos acomodados. Los comentarios giran todos en torno a las formas empleadas con Alonso por el tándem Casado-García y a su falta de voluntad con respecto a Zamora. Una visita de incognito, sin satélites alrededor, les pondría las pilas. Con Zamora no se atrevieron y eso que nada hubiera pasado. En el País Vasco lo han hecho todo añicos y, encima, se muestran tan satisfechos, como si hubieran hecho una cosa del otro mundo. Bueno, puede que sí.

Iturgaiz también aspiró a ser lendakari e incluso se hizo con las riendas del partido en Euskadi, corría el año 1996. Ahora con 54 años puede aportar experiencia, conocimientos de la realidad vasca y cabe pensar que algo más ante las constantes cesiones del Gobierno central al PNV de Urkullu. Todo está por ver. Se saldrá de dudas en breve. Mientras tanto, los votantes del PP en Zamora siguen haciéndose preguntas que no tienen respuesta. Aunque tengo para mí que al PP le importan los votantes de Zamora, lo mismo que a los que ya se han colocado para cuatro años: nada.