El pasado 9 de febrero tuve la gran oportunidad de poder disfrutar de la última representación de la segunda temporada de "33 El Musical". Cada una de las siete veces que lo he visto ha sido un momento especial para entrar en la novedad de un acontecimiento que, aunque antiguo, ofrece un mensaje siempre nuevo con la frescura de quien se acerca a un remanso de paz en medio de un volcán de experiencias. Es cierto que "33" ha sido foco de una crítica muy variada en todos los ámbitos y también una revolución en el mundo del teatro musical, pero, las dos cosas unidas 33 y Musical nos ayudarán hoy a poder decir, salvando las distancias, "habéis oído que se dijo... pero yo os digo". Habrá cosas que se queden en el pasado, porque del pasado son, y comencemos a reconocer la novedad del Evangelio en el mundo de hoy, nuestras "cinco de la tarde" ("33 El Musical"), como lo fueron para Juan, y que le valieron para encontrarse con Jesús y cambiar su vida.

La fe es una experiencia de encuentro que se abre a la novedad de la vida que quiere alcanzar la plenitud sin perder el camino, sin olvidar por dónde hemos pasado, pero avanzando hacia adelante para no quedarnos en el mismo punto. Lo que hemos aprendido en el pasado nos sirve, siempre que vuelva a ser presente. Es decir, la escritura en pergamino sirvió en el pasado y aprendimos con ello la comunicación escrita, que seguirá siendo útil, si la utilizamos en los medios de comunicación escrita del presente. No anulamos el pasado, pero sí avanzamos hacia la plenitud del futuro en el presente. Eso es lo que creo que, sin saltarme la doctrina teológica, nos quiere comunicar hoy Jesús en el evangelio de este domingo (Mt 5, 17-37) cuando en varias ocasiones nos dice "habéis oído que se dijo a los antiguos [...] pero yo os digo". Jesús introduce la novedad que es Él mismo, la Palabra de Dios hecha carne, la vida de Dios entre los hombres, todo lo que Él hoy es para ti. No son normas nuevas, sino cómo Dios vive en ti y junto a ti. No es una letra muerta que intenta ocultar tras de ella el mal que hacemos hoy siendo "necios sin corazón, jueces sin compasión, ciegos" ("33 El Musical"), sino letra viva y, así, "si quieres, guardarás los mandamientos y permanecerás fiel a su voluntad" (Eclo 15, 16).

Estoy seguro de que, si no avanzamos en este camino, seguiremos hablando de "sabiduría entre los perfectos" (1 Cor 2, 6), pero de la sabiduría de este mundo, la que se encierra en nosotros mismos y muere con nosotros, no de la sabiduría de Dios enviada a nosotros para la salvación de muchos. Es el momento de abrirse a la novedad de quien "camina en la voluntad del Señor y que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón" (cf. Sal 118). En 33 El Musical, sus canciones, su interpretación y sus gentes, encontré lo que deseé encontrar en la vida: "un amigo que jamás esperé yo" que me vuelve a repetir hoy, "ese es el Reino que anuncio, ese es el Reino de Dios. Inauguro un nuevo mundo: el Reino del corazón".