La mayoría de 'días internacionales y mundiales' nos pasan desapercibidos. El pasado jueves se celebraba el "Día Mundial de la Radio", medio potente y de bajo coste, un medio considerado 'único' por el Consejo Ejecutivo de la UNESCO para celebrar la diversidad humana a la vez que constituye una plataforma para el discurso democrático. Eso fue el día 13. Pero es que el pasado día 10 de febrero fue el Día Mundial de las Legumbres, así declarado por la Asamblea General de la ONU. Si se le diera más bombo, la mejor manera de celebrarlo es con un cocido, unas buenas lentejas estofadas o una fabada. Honraríamos así a la legumbre que puede sonar en principio a un alimento anticuado pero que por el contrario es un alimento que nunca pasa de moda. Las leguminosas se han convertido en el componente principal de la innovación y de la investigación alimentaria actual.

Pues claro que se puede innovar con las leguminosas. Lo admiten todo o casi todo. Estamos en la obligación de abandonar cierto hábitos alimenticios que pasan fundamentalmente por las fritangas y cientos de productos procesados, y darle más a las verduras, al pescado y a las legumbres. Sobre todo a estas últimas. Platos de cuchara para los críos, en lugar de las guarrerías que a veces comen. Las mamás y los papás tienen que ser muy consecuentes con esta realidad, habida cuenta del aval científico que confirma las bondades nutricionales de las legumbres.

Si la comunidad científica se ha puesto de acuerdo en esta consideración hay que tenerlo muy en cuenta. Existe un estudio, Predimed, que ha demostrado cuestiones importantes a tener en cuenta. Por ejemplo, que tres raciones de legumbres a la semana reducen significativamente los riesgos cardiovasculares mayores como el infarto o el ictus. También se asocia a una menor incidencia de obesidad. Si los niños españoles le dieran más a la cuchara, bajaría notablemente el índice de obesidad infantil que empieza a preocupar tanto a la comunidad médica.

Este estudio, que no deja nada al albur, sostiene que el consumo diario de leguminosas podría asociarse con una disminución del riesgo de padecer enfermedad isquémica del corazón, ayudar a controlar la hipertensión arterial, tanto en hipertensos como en normotensos, además de disminuir el colesterol LDL. Al parecer también podría asociarse a una reducción del riesgo de padecer cáncer colorrectal. Tengo para mí que son razones más que suficientes para que aumentemos el consumo de legumbres que, desgraciadamente, en las últimas décadas, ha caído estrepitosamente. Las legumbres se pueden integrar en una dieta variada a cualquier edad. Deportistas, ancianos, adolescentes, niños, mujeres lactantes, adultos mayores e incluso los celiacos, deberían incorporar las legumbres a su dieta. La alimentación no puede constituir un capricho, sobre todo cuando de niños y ancianos hablamos. Son un ingrediente fundamental en toda despensa que se precie.

En todas las estaciones del año, en potaje, cocidas o en ensalada, las legumbres se hacen imprescindibles. Los expertos sitúan su ingesta en tres o cuatro raciones semanales. Sería lo ideal. En Zamora tenemos legumbres exquisitas. En nuestra comunidad autónoma, la legumbre ha destacado siempre por su calidad y cantidad. Con la particularidad de que están amparadas bajo una figura de calidad con protección europea. Ahí le dejo como ejemplos, el garbanzo de Fuentesaúco, las judías del Barco de Avila, las lentejas de La Armuña y la lenteja pardina de Tierra de Campos a las que hay que añadir la marca de garantía Tierra de Sabor. A comerlas tocan.