No sé qué le pasa a la izquierda española con Venezuela. Estamos en boca de todo el mundo. Todo el mundo se pregunta a santo de qué ZP gira constantes visitas a la satrapía de Maduro donde ha vuelto a ser recibido por el pueblo llano con abucheos, lanzamiento de latas y otras delicadezas. A la vez, todo el mundo sigue preguntándose sobre el encuentro de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, y el ministro de Transportes, José Luis Abalos, en el aeropuerto de Madrid que es suelo europeo, mientras Pablo Iglesias no diga lo contrario. Es, precisamente en suelo europeo donde esta señora tiene prohibida su entrada. Y aquí nadie dice nada. Y cuando se dice es de forma tímida. Excepción hecha de los espontáneos que se tiran al ruedo de la verdad y acaban con magulladuras.

En los Estados Unidos están que trinan con el asunto. Por cierto, Guaidó ha sido recibido en USA con honores de Jefe de Estado, igual que aquí en España donde el abducido Sánchez ni se dignó a dirigirle la palabra. Parecía tal que el affaire Delcy-Abalos iba a pasar desapercibido en Europa, pero no. Estaban aguardando el mejor momento. El Parlamento Europeo ha mantenido un debate sobre el encuentro en la tercera fase con más mentiras por minuto. La España de Iglesias se está saltando a la torera demasiadas directrices de la UE y esto empieza a cabrear a los dirigentes europeos. El Partido Popular europeo y los liberales consiguieron sacar adelante el debate mientras que los Socialistas Europeos, para no dejar en feo a Sánchez, al fin y al cabo compañero de escuadra, se opusieron. Unidas Podemos tampoco respaldó la inclusión de este debate en la agenda, por la 'cuenta', y nunca mejor dicho, que les tiene.

Estados Unidos va más lejos. El Gobierno estadounidense que sigue muy de cerca el que se ha dado en llamar 'Delcygate', cree que esta visita y la conversación telefónica que tuvo lugar con el presidente Pedro Sánchez, podría suponer una violación de las sanciones impuestas por la Unión Europea contra el régimen de Venezuela por sus repetidas violaciones de los derechos humanos. Eso, a pesar de lo que diga Zapatero quien, según los venezolanos, "se está haciendo rico" tras cada visita a Maduro. Lleva cerca de cincuenta si no las ha superado ya, defendiendo lo indefendible y tratando de colarnos que sus visitas a Venezuela son para tender puentes entre el régimen y la oposición. La oposición no sabe nada de los supuestos puentes. Ni para zapador dicen que vale ZP, pero ahí lo tiene usted creyéndose a pies juntillas su inexistente papel de mediador.

La diplomacia norteamericana ha pedido explicaciones al Gobierno español. Los yanquis no están dispuestos a dejar pasar la 'afrenta' y se las van a hacer pasar canutas a España. No hay que olvidar que tienen la sartén por el mango y el mango también. De momento, parece ser que el ministro Abalos no quiere salir fuera de los límites territoriales de España por si lo detienen. Cosas más difíciles se han visto. Eso de que Sánchez se plegara a la petición de Delcy Rodríguez para no recibir a Guaidó, ha sentado al Gobierno de EE UU como una patada en las posaderas. Dicen no entenderlo. Cincuenta países de todo el mundo a favor de Juan Guaidó y España se posiciona junto a Cuba, Nicaragua y hasta hace poco la Bolivia que fue de Evo Morales y que ahora ha dejado de serlo. El 'Delcygate' no ha hecho más que empezar y como a Trump se le ponga en sus cuadriculados 'eggs' se las va a meter dobladas al gobierno de Pablo Iglesias, perdón, quise decir de Pedro Sánchez.