Ellos son sal y luz. Expresiones del Evangelio de hoy.

Sí. He tenido la oportunidad de conocer en esta semana en las aulas la experiencia de estos tres "locos" que han dado una parte de su tiempo con los más desfavorecidos. En Camerún 33 años, en Angola en las vacaciones de verano. No importa el tiempo.

Han sido capaces de salir de nuestro mundo pequeño y abrirse a otras realidades. El problema del cristiano europeo, al menos, es darse cuenta que no somos los dueños, ni propietarios de lo que tenemos, sino meros administradores. Nuestra ciencia y tecnología con todo lo bueno que supone para la humanidad han fabricado también al homo consumidor y despótico, de tal manera que lo que le pase al resto nos da igual. Es un individualismo que se manifiesta en la sociedad en todos los ámbitos: la tensión de la pitada en el tráfico, la violencia en el metro, el desasosiego de los padres con los hijos, las manifestaciones en la calle en aumento...

Ante esta realidad personas como Carmen, Quique, Óscar y tantos otros que no conoces, nos ayuda a salir de nuestros refugios cómodos. A pesar de las circunstancias de cada uno, de debilidades y dudas, de aciertos y fracasos, están ahí.

El Evangelio nos invita a salir de la desazón y las tinieblas que atenazaban el espíritu de los discípulos del Señor. Las circunstancias de la vida son ya lo suficientemente amargas para que los cristianos seamos como la hiel que ahuyentaría a los sencillos del encuentro con Dios.

En el contexto agrícola de la Galilea de Jesús, el caminante disponía de una bolsita de sal en su morral , con la que combatir la deshidratación; y lo mismo el pastor para alimentar al ganado. Además, en aquel entonces sin un candil de aceite, ¿qué se podría hacer de noche cuando las tinieblas lo inundarán todo?. Así nos quiere Jesús, como una pizca de sal o un poquito de luz para que todo sea distinto y mejor a nuestro alrededor.

Decía un filósofo, ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer?,¿qué puedo esperar? Son preguntas vitales para que sean respondidas en la vida con el fin de alcanzar una felicidad, una vida digna, y sobre todo la capacidad ensanchar la mente y el corazón al servicio de todos los seres humanos. Ponte en camino, pues, para ser sal y luz del mundo. Es una buena ocasión en esta semana de la campaña de Manos Unidas: "Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tu".