La siniestralidad en la carretera continúa siendo muy preocupante dentro de la seguridad vial, por ello, entre todos, tenemos que hacer el gran esfuerzo de reducir estas cifras que desde la DGT y los medios de comunicación nos ofrecen casi a diario. Detrás de esas cifras se esconde el tremendo drama de familias que pierden a sus seres queridos, de personas a las que les cambia la vida para siempre... y para reducir esas cifras, para reducir esos dramas, necesitamos de tu ayuda, de tu educación vial.

El año 2019 acaba con un mínimo histórico sobre víctimas mortales en carretera interurbana dentro de las 24 horas de haberse producido el accidente. Se han registrado 1098 víctimas mortales. Realmente la cifra más baja de la historia de fallecidos en carretera interurbana. Son 90 fallecidos menos que el 2018, un 7,6% menos. Frías estadísticas para tanto dolor.

Algunos atribuyen está bajada de las víctimas mortales al cambio de la limitación de velocidad en las carreteras convencionales que entró en vigor el pasado febrero del año 2019, pasando de 100 km/hora a 90 km/hora, para la mayoría de los vehículos. Por supuesto, que la velocidad influye y no seré yo, quien diga que no, porque en carreteras convencionales donde se ha producido esta bajada, se ha notado una reducción de accidentes más notables que donde ya existía esta reducción. Hay que recordar que es en carreteras urbanas donde se producen el mayor número de accidentes, aunque es nuestras carreteras convencionales donde se producen el mayor número de víctimas y la velocidad, generalmente inadecuada, es la que contribuye a la gravedad de los mismos. Sin duda, además del control de la velocidad han contribuido a esta reducción otros motivos: más educación y responsabilidad del conductor, mayor prevención en los desplazamientos, etc. Sin embargo, no hay que olvidar que los despistes, la falta de concentración y el móvil, han contribuido y mucho en estos siniestros viales. No podemos olvidar que en nuestra provincia el alcohol y las drogas han sido los responsables de forma directa o indirecta de 7 de los 11 fallecidos que se produjeron en nuestras carreteras zamoranas. Ya lo dice la DGT. ¡Si bebes no conduzcas!

Una gran idea para controlar la velocidad en las ciudades será la implantación de la reducción de la velocidad máxima a 30 km/hora en las calles de un soo carril por sentido. Debemos recordar que un atropello a 30 km/h tiene 9 de cada diez posibilidades de ser leve. A 50 km/h tenemos 1 de cada 2 posibilidades de fallecer, es decir, el 50 por ciento, o sí o no, como me gusta recordar. Si somos atropellados a 80km/h o atropellamos a alguien a 80 km/h, las posibilidades de salvarse son prácticamente nulas.Creo que la Seguridad Vial debe cambiar. Hay que premiar los buenos comportamientos y actitudes. Hay que enseñar: Educación Vial, Responsabilidad, Respeto y Tolerancia.

En está Educación Vial, tienen que implicarse Policía Municipal, Guardia Civil, los profesionales de seguridad vial, profesores y directores de formación vial y por supuesto la DGT al igual que asociaciones y fundaciones de seguridad vial.

Entre todos tenemos que enseñar, educar y prevenir y después de estas tres reglas básicas e imprescindibles, intervendrá la denuncia a la infracción y la posterior sanción. Siempre después.

Todos sabemos que hay conductas y conductores que son difíciles de cambiar, que no aprenden o aprendemos la lección si no hay sanción. De acuerdo, pero no generalicemos, son/somos los menos. A veces las lecciones se aprenden fallando y equivocándonos. La enseñanza es clave para corregir estas situaciones. Recordemos como hecho positivo que en el año 2019 no se ha producido ninguna víctima mortal en autocares y es la primera vez que esto es así. Hemos estado 37 días sin ninguna víctima mortal. La media de fallecidos ha sido de 3 al día y en los años 80 del siglo pasado era de 15 al día.

Sin embargo, hemos de recordar que los motoristas son el grupo que sale peor parado. El número de fallecidos es de 274, un 22% más que el 2018. Algo hemos de hacer para parar esta sangría.

Entre todos debemos sumar, dialogar y enseñar, para que la seguridad vial sea más eficaz y, de una vez por todas, seamos capaces de reducir esta lacra social de los siniestros viales y de las víctimas mortales que, en muchos casos, sabemos todos que se pueden evitar cambiando pequeños hábitos en nuestras conductas.

(*) Delegado de ProVial España en Castilla y León