Con referencia a las pensiones, lo que haría falta es un debate sereno y no partidista que acometiera los problemas de sostenibilidad y de financiación. La estructura de la población española acusa un terrible invierno demográfico de modo que es muy difícil que las clases activas puedan en un futuro soportar la carga de las clases pasivas. El déficit recurrente del sistema de pensiones parece recomendar una financiación no solo con cotizaciones sino con impuestos. Pero el recurso a los impuestos supone penalizar en cierto modo a los sectores más productivos. La solución no es fácil. Y por eso es necesaria una conversación no dominada por intereses particulares.