¿Cuándo se dejó de hablar de la deuda histórica de las Comunidades Autónomas para hablar solo del independentismo catalán? Y mucho antes: ¿Cuándo comenzó la despoblación de la Zamora vaciada mientras conversábamos al abrigo de planes de choque y con la manta de los fondos europeos? O más cerca en el tiempo y más lejos en el planteamiento: ¿Cuándo se empezó a conversar del pin parental dejando a un lado las deudas con esta provincia? O como se pregunta Vargas Llosa, mejor escritor que político "andevasaparar": ¿Cuándo se jodió el Perú mientras conversábamos en la Catedral entre cerveza y cerveza?

Pues no hubo ningún momento específico en que se haya jodido el Perú, sino que han sido en realidad varios momentos a lo largo de su historia. Y lo mismo ha sucedido con Zamora.

Han tenido que ser dos articulistas de este diario quienes pongan en evidencia la deuda histórica de este país con los agricultores y ganaderos que nos dan de comer, como ha escrito Luis Miguel de Dios -de Dios tenía que ser para poner el dedo acusador en la herida-, y los cientos de estudios que José Manuel del Barrio ha citado para recordar que hace años ya se anunciaba que la siesta se acaba, y que "tiene que llover a cántaros porque "tú y yo muchacho estamos hechos de nubes". Pero que en vez de llover a cántaros en el sentido de la canción, nos está cayendo un chaparrón de desánimo y pesimismo.

El concepto de deuda histórica se ha pasado de moda como el de memoria histórica, y ahora lo que es "trendintopis" es el pin parental en lugar de evaluación de la asignatura de religión, el vaciamiento en lugar de la emigración, y el desarrollo rural planteado como la lucha entre ecologistas y animalistas por un lado, y cazadores y toreros por otro (casi lo mismo en política).

Pero aunque no seamos "trending topic" -y precisamente por eso- nos damos cuenta de que la actualidad política y mediática va por un lado, mientras nuestra realidad se olvida: la de nuestra provincia y la de nuestra gente. Sí, la de la tribu que sostiene la tierra y a la que pertenecen quienes agradecen el trabajo de los que nos han hecho lo poco y lo mucho que somos: nunca más que nadie, menos que nadie tampoco. (Dicho sea en agradecimiento de quien en este diario también nos ha llamado la tribu del "Rebélate" pensando que era una ofensa cuando es un honor, compañeros y zamoranos que habéis confiado en nosotros).

Pero yo quería hablar de las deudas con Zamora como territorio, y demostrar que no son históricas porque haga muchos años que comenzaron, sino porque se mantienen en la triste historia de la historia hasta hoy, cuando continúan las deudas con nuestros pueblos y nuestra provincia, que sin los pueblos no es nada.

Una deuda reciente que viene de lejos es la del Estado (sí, el Estado, porque tan España es la organización del Estado como el más pequeño de nuestros ayuntamientos). La deuda del Estado con los ayuntamientos que se inició con el injusto reparto de la financiación entre la administración estatal, autonómica y local, y que ha continuado en los últimos años de recortes. Las administraciones del Estado, la Patria o España -da igual cómo se les llame a estos efectos- han superado los déficits económicos a costa de las entidades locales, que son las más cercanas a los ciudadanos y las que se ocupan de los servicios de proximidad; esos servicios en los que hasta ahora nos veíamos las caras (no sé si a partir de ahora serán más telemáticos como la telemedicina). Y los han sufrido los ciudadanos, por lo que es también una deuda con los vecinos y vecinas que hay que saldar.

Hay una deuda del Estado con los ayuntamientos de Zamora, y hay otra deuda de la Junta con la Diputación zamorana, que está pagando el déficit de servicios sociales que debería financiar la Junta. Y que es a su vez una deuda injusta con los zamoranos porque la Diputación paga con nuestro dinero, y también histórica: en los últimos cuatro años la Junta tenía que haber pagado casi 14 millones. ¿Cuántas carreteras, cuántos pozos de sondeos de agua, cuántas tuberías de fibrocemento, cuántos comedores sociales, cuántos planes de empleo se podrían haber construido, mantenido, financiado con esa millonada?

Pero "aquí no se salva ni dios, lo asesinaron", como en el triste poema de Blas de Otero. Y la Diputación también tiene una deuda histórica con Zamora, porque es una institución cada vez más rica en una provincia cada vez más pobre. Porque los gobiernos de España han sometido a los ayuntamientos a unos controles y recortes exagerados para paliar su propio déficit ante Europa. El año pasado la Diputación guardaba en el banco casi 64 millones (más que el Presupuesto total) y los remanentes de tesorería (dinero no gastado) alcanzaban casi 55 millones. Y mientras, los pueblos sin carreteras, sin agua, sin comedores sociales, sin empleo, sin internet... sin gente.

Pueblos sin gente y gentes sin pueblo. Y las que quedan, tienen que sufrir una deuda democrática con el reparto a dedo de esas cantidades millonarias que debieron invertirse hace años para que Zamora dejara de ser una de las provincias que han perdido más población.

Hay una deuda histórica del Estado con los ayuntamientos pequeños, casi todos los nuestros. Una deuda injusta con los zamoranos que pagan los servicios que tiene que asumir la Junta. Una deuda social con la Zamora más pobre y despoblada mientras se mantiene dinero en el banco. Una deuda con la democracia y la igualdad porque la mayor parte de la inversión para los pueblos se adjudica desde la Diputación a dedo.

Y luego no sabemos no contestamos cuándo preguntan: ¿Por qué Zamora se despuebla? O necesitamos cientos de estudios para respondernos: ¿Por qué experimentan con nosotros en la prestación de servicios como la sanidad en Aliste? Y seguimos preguntando: ¿por qué no se apoya al campo, campo, campo, que es lo que tenemos?

¿Y por qué en lugar de formar parte de la misma tribu, la que nos ha alimentado, cuidado y educado, algunos se dedican a criticar al alcalde con el sueldo más bajo de la historia de Zamora capital (muchos de la provincia no tienen sueldo), cuando también generaron deudas históricas como los cinco millones para un edificio municipal que nunca se construyó... y que pagamos entre todos, la maravillosa tribu de esta ciudad?