Señor don Pablo Casado Presidente del Partido Popular: preocupado me ha por las excelentes dotes de adivino que usted tiene, nada más salir elegido presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, han empezado a caer las catástrofes que usted había predicho si era elegido.

La primera catástrofe empezó por Murcia, apenas iniciado el primer Gobierno del Presidente Sánchez, los escolares de EGB en la Comunidad Murciana salieron corriendo de las escuelas sin esperar a conseguir el Certificado de Escolaridad hasta convertirse en la tercera Comunidad de España con más abandono. Algo tenemos que hacer para remediar este desaguisado, no podemos dejar a los muchachos abandonados, dijeron los de Vox, y se inventaron eso del "Pin parental" para remediar los malos resultados escolares.

Yo sospecho que es una reacción vengativa de algún fracaso del fascismo, pero como la imaginación puede ser una función de la voluntad inteligente y este tipo de fantasías puede ser una compensación de algún fracaso. También cabe la posibilidad de que sean argucias de quienes no logran entender la realidad en que viven ni desean transformarla razonablemente.

La segunda, me ha dejado preocupado viendo con el ardor guerrero que usted, don Pablo, defiende la idea de otro partido y la retahíla de procesiones, sin cristos, ni santos que le van a montar los estudiantes del país porque en Murcia no se sabe si la cigüeña trae a los niños de París o los importa directamente de la Cuba de Fidel Castro. Yo creo que para averiguar que Isabel Celaá e Irene Montero son las Ministras de Educación e Igualdad respectivamente no hacía falta montar semejante alboroto.

El caso es que usted don Pablo ha conseguido disparar el sectarismo hispano a favor o en contra del pin parental fiel a sus principios de hacer un país invivible en el que habíamos conseguido convivir bastante bien, incluso hasta cuando gobernaba Aznar.

Ayer a última hora mientras escuchaba la entrevista que le hacían en televisión al presidente, Pedro Sánchez, yo iba tomando algunas notas sobre sus respuestas. A continuación de una de ellas escribí literalmente lo siguiente: "Señor presidente, no debe minusvalorar la intensidad y la ferocidad de la oposición, tanto real como hipotética, sobre todo entre un sector numeroso de la derecha menos cultivados, le consideran a usted un presidente ilegítimo".

Los fundamentalistas religiosos, que admiten todavía que la tierra es plana, y no creen en la evolución de las especies deben estar encantados con la propuesta del pin, a mí me tranquiliza que son muy escasos y el número va en declive. Lo que me inquieta es que el presidente del Partido Popular es que no sepa dirigirse a los españoles con un discurso tranquilizador y que no sea consciente de la carga intelectual y moral que se supone debería asumir el representante del principal partido de la oposición. Hasta ahora lo que nos está demostrando cada día es que usted tiene una visión muy restrictiva de los medios al alcance de los jóvenes para defender sus derechos. Tampoco creo que ha medido adecuadamente en el poder de las instituciones.