Cuando se analizan las causas del bajo nivel de desarrollo de Zamora se señala, muchas veces injustamente, la falta de iniciativa del empresariado de la provincia. No será por falta de talento y de ello hay muestra sobrada, desgraciadamente, en muchos casos fuera de la provincia. Pero aquí también. Y además de talento, los profesionales y empresarios zamoranos han comenzado a moverse sacudiendo los cimientos más inmovilistas y logrando frutos a base de insistencia y esfuerzo, como puede ser Zamora 10 Zamora 10 y su Escuela Nacional de Lácteas que es solo la punta del iceberg de otros proyectos encaminados a convertirse en realidad. Certezas frente a las estadísticas que esta misma semana nos colocaban entre las provincias con menos atractivo para los inversores. Solo la acción, frente a la resignación o la inmovilidad, puede darle la vuelta a una situación que frena el desarrollo del territorio.

Por eso son especialmente valiosas las aportaciones como la que acaba de anunciar el colectivo de colegios profesionales con la puesta en marcha una iniciativa, pionera en Castilla y León, que trata de abordar una de las cuestiones capitales cuando se habla de atractivo inversor: las facilidades para la apertura de nuevos negocios, es decir, cómo allanar el pedregoso camino que se ven obligados a recorrer los empresarios para obtener las licencias y permisos necesarios para la apertura. Incluso en las instituciones que, aparentemente, funcionan con cierta agilidad como la Diputación Provincial o el Ayuntamiento de Benavente, los plazos medios de un mes pueden alargarse peligrosamente en el tiempo si la documentación presentada en los departamentos administrativos correspondientes contiene algún error a enmendar o debe atenderse cualquier requerimiento. Así, en el peor de los casos, ayuntamientos como el de la capital llevan a acumular dos años de demora en la concesión de licencia al tener que estar subsanando deficiencia tras deficiencia con la consiguiente exasperación del promotor de turno y las nefastas consecuencias para la economía en general.

Y de nuevo, la solución se encuentra en la unión y en la colaboración. Los colegios profesionales de ingenieros técnicos industriales, arquitectos técnicos, arquitectos, ingenieros de obras públicas, caminos, agrícolas, agrónomos y secretarios municipales han elaborado un protocolo que sigue los criterios que marcarán las distintas instituciones. Con ellos en la mano y, con el debido asesoramiento, los promotores podrán evitar errores que se traducen en retrasos.

Además, los profesionales implicados se comprometen a prestar sus servicios para solventar problemas en permisos adicionales en el caso de que los negocios en cuestión estén afectados por Patrimonio, Carreteras, autorizaciones de uso excepcional o la Confederación Hidrográfica del Duero. Todos los organismos conocen ya de primera mano el acuerdo que salió de un encuentro realizado por el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales. Ahora llega el momento de que las instituciones se impliquen realmente para poder llevarlo a cabo.

La colaboración se ha cerrado ya como convenio en el caso de la Diputación y de los ayuntamientos de Toro y Benavente. Sería una buena noticia que el de Zamora siguiera los mismos pasos, habida cuenta de que es el que más problemas arrastra y más quejas origina por los largos tiempos de espera, mientras se aguarda que el nombramiento de un jefe de la Oficina de Urbanismo ayude a desatascar una situación tan grave. La legalidad debe seguirse, en cualquier caso, y con este método se garantiza tanto su cumplimiento como los desvíos por defectos en la documentación. Para completar la efectividad de la medida sería aconsejable seguir las recomendaciones salidas de esas jornadas en las que se pide avanzar en transparencia para que el solicitante sepa, en todo momento, en que fase se encuentra su expediente y con ello, adopte la decisión oportuna, ahorrando costes y tiempo tanto para el administrado como para la propia institución.

La idea, expuesta sobre el papel, resulta un estímulo para la inversión, un modelo a seguir hasta el punto que ya desde la vecina León han demandado conocer su contenido para ponerla también en práctica. Se demuestra así que las buenas iniciativas nacen de la colaboración y del entendimiento mutuo. Un acuerdo imprescindible porque la provincia de Zamora no puede permitirse el lujo de poner traba alguna a la inversión que asegure su futuro. Lo que se necesita, precisamente, son estímulos y este es otro buen ejemplo en el que abundar.