Viajar es escuchar de los labios del mundo la palabra hogar. Pero, por el contrario, hay muchas personas, que con visible arrebato, expulsan de la mente todo aquello que no se derrama junto a lo suyo...

El mundo es grandioso, y afortunadamente, viajando vemos que nuestro rastro en la vida es ocasional y en cualquier esquina hay una persona con ganas de escucharnos. La superabundancia que creemos tener es la que nos hace hablar (sin remordimientos) de pobreza. Hay países muy pobres; los mismos,que sin arrogancia, han comprendido que junto a el corazón de un leproso hay un latido consciente que lentamente hace de verdugo. También, hay países muy ricos, países que saben que perjudicando al débil siempre salen ganando. No todo lo que vemos es propósito de espontaneidad.

Muchas fotografías que pretenden ablandarnos, son la decadencia moral de muchos y muchas, que van a África a posturear para la ocasión. Hace pocos días, en la peluquería, comprendí la idea de lo que pretenden "expresar" muchos famosos. Resulta que me puse a ver una revista mientras esperaba mi turno, y pasando hojas llegué a unas fotografías que precisamente me llevaron a cerrar la revista. Sí, eran de una actriz de Hollywood (muy mona ella) que por lo visto había estado en África "ayudando a los más necesitados" ayuuuuuu ¿qué? Con unos taconazos de infarto, ropa cara y la cara bien estucada se va a África a ayudar al ego. Además, la señora en cada fotografía posaba con ganas. Para muchos, díganme qué no, hacerse una fotografía con un niño africano es tentar con exactitud la falacia que hay detrás de muchas "solidaridares". Es fácil no advertir el espejismo que hay detrás de muchas cosas. La verdad, lo pintan tan bonito, que la fantasía sonríe más a los que van a hacerse la fotografía que a los niños de África. Los sentimientos, los de verdad, tienen la justeza del silencio y nos proporcionan la exactitud de nuestra conducta. En fin, muchos días lo pienso, detrás del movimiento altanero del culo está la sede natal de la mierda.