La comida basura existe. Hay quienes lo niegan. Lo hacen sin argumentos que validen sus tesis. La comida basura, tan extendida en las sociedades occidentales es directamente culpable del sobrepeso y la obesidad que amenaza a niños y mayores y de la que los médicos vienen advirtiendo con una cierta alarma. En Estados Unidos, Michelle Obama emprendió una durísima cruzada contra este tipo de alimentos y contra los refrescos que contienen azúcar y que a los niños gustan tanto.

Que hay que tomar medidas urgentes es una necesidad en la que se tiene que implicar la autoridad sanitaria y el propio Gobierno. Resortes y recursos tienen para hacerlo. Al parecer el nuevo Gobierno de coalición ha colocado a la comida "basura" en su punto de mira según se desprende del acuerdo estratégico alcanzado por Podemos y PSOE que incluso apuntan a la adopción de medidas fiscales para gravar los alimentos menos saludables. Me temo que sea insuficiente. Lo que hay que hacer es retirarlos directamente del mercado. Muerto el perro se acabó la rabia. Si suprimes la tentación impides el pecado.

La comida basura está presente incluso en máquinas expendedoras. Por cierto, si es verdad que el aceite de palma es tan sumamente malo para la salud, no sé qué diantre hace Consumo, que no castiga a las empresas que siguen elaborando sus fabricados con este tipo de aceite. Estamos en el país de la oliva, y del oro líquido y a veces ni se les hace caso. Tanto defender la dieta mediterránea y a la mínima se traiciona precisamente con productos elaborados que dejan mucho que desear en sus composiciones.

Los alimentos ultraprocesados o ricos en grasas y azúcares estarán mirados con lupa en el apartado dedicado a los derechos de los consumidores, área que dependerá del Ministerio encabezado por Alberto Garzón. A ver si es verdad o simple y llanamente forma parte de una promesa electoral. Y ya sabemos la mala fama que tienen las promesas electorales. Al parecer, la idea que tienen no es otra que la de revisar la fiscalidad de ese tipo de alimentos, lo que abre la posibilidad de subir el IVA. Medida insuficiente. De momento y para que no se resienta el bolsillo se evitará, pero a continuación y puesto que la tentación es más fuerte, seguirán adquiriéndose como si tal cosa. Mire que pasó con las bolsas de plástico en tiendas y supermercados. Las cobran y siguen utilizándose con lo cual el peligro que acaba corrompiendo los mares sigue vigente.

Los consumidores queremos que nos quiten del medio los alimentos insanos, fijando obligaciones y colocando en el etiquetado colores y letras que identifiquen fácilmente a los buenos de los malos alimentos para la salud. El semáforo nutricional nos dirá a través de colores que van del verde al rojo, cuáles son los alimentos saludables y por lo tanto recomendados y los que no lo son. A ver si estas cosas dejan de estar aparcadas en los ministerios pertinentes y se les da la salida que todos esperamos, por nuestra salud y también por la de ellos. Sólo que ellos pueden comprar lo más caro y lo mejor y el resto de mortales tenemos que andar mirando el céntimo de euro para no desequilibrar el bolsillo.

Bienvenidas sean medidas que nos ayuden a comer más sano. Hay que declarar la guerra a la comida basura. Sería conveniente que también, desde el Ministerio, publicasen de una pajolera vez la lista de alimentos que consideran "comida basura", para salir de dudas. Mientras no lo hagan no podremos conocer el alcance de la medida que se tiene previsto aplicar. Por nuestra salud, lo que sea menester hacer, pero pronto, por favor