...Y sin ánimo de entrar en polémica alguna. No la busco ni la quiero. Aplaudo el hecho de que Zamora sea una ciudad libre de circos con seres vivos, entendiendo por tales, no a los payasos, ni a los malabaristas, ni a los trapecistas, ni a los contorsionistas. Entendiendo por tales a leones, elefantes y demás fauna. Y lo dice una amante del circo. Confieso que incluso he llegado a fotografiarme con cachorros de león y que he acariciado a más de un elefante circense. No hay que esconderlo porque tampoco me avergüenzo de ello. Pero de ahí a considerar la Cabalgata de Reyes un circo por el hecho de que Melchor, Gaspar y Baltasar acudieran a su cita con los niños de Zamora, a lomos de camellos, francamente,me parece sacar las cosas de quicio. A los animales de la Cabalgata no se les maltrata. Se les exhibe, pero nada más.

Estoy por apostar que, gracias a las distintas Cabalgatas de Reyes, muchos, muchísimos niños de Zamora habrán visto y habrán entrado en contacto, por primera vez, con estos animales en concreto que no son propios de estas latitudes. No estaría de más, que con el cuidado pertinente, se sacará a otro tipo de animales como corderos y ocas (estoy recordando una de las Cabalgatas de Carmena) porque también estoy convencida de que muchos niños de esta noble y leal ciudad, los conocen por los dibujos y las fotos de sus libros. A eso le llamo fomentar el amor a la fauna en su diversidad. Es mucho peor ver un perrito pequeño en la Avenida y darle una patada para demostrar la superioridad niño-animal. Peor todavía es regalar perritos que tras unos días o unos meses, acaban maltratados y famélicos cuando no abandonados. Esas conductas sí son reprobables. Y se dan todos los días. Cuántas veces, quienes dan patadas a los perros son menores, pues bien ni reprenderlos se puede porque te lo echan en cara añadiendo el consabido: "te denuncio porque soy menor". Lamentablemente, de eso no se dice nada cuando, repito, sucede todos los días o casi todos. Que se lo pregunten a los dueños de algunos de esos fieles amigos del hombre.

Mire por donde, coincido con el concejal Sergio López, edil encargado del área de Fiestas, en que un circo y una Cabalgata de Reyes son "dos escenarios distintos". Estimo que cualquier comparación, como todas odiosa, está fuera de lugar. No podemos ser tan cargantes. No podemos levantar el índice acusador y señalar ayer a Vázquez y Valdeón y hoy a Guarido. Acabaremos por no dejar margen a las instituciones para la celebración de algunas de las más importantes tradiciones. Y esta lo es. Ahora sólo falta que vengan las asociaciones que defienden los intereses de la infancia y digan que no se pueden "emplear" niños en las Cabalgatas ni en ninguna otra tradición porque eso atenta directamente contra sus derechos fundamentales.

Que no. Que eso es otra cosa. Cuántos niños habrá que, posiblemente, tengan en la Cabalgata de Reyes su única alegría, no del día, sino de todos los días. ¿Por qué les vamos a hurtar parte de esa magia que impregna la noche de Reyes? No hay que ser tan drásticos para unas cosas y tan permisivos para otras. Cuando se ponga la lupa para acercar la realidad hay que ponerla sobre situaciones y actos más relevantes, más importantes, más del día a día que requieren la atención preferente de quienes permanecen atentos a estas cuestiones. Seguro que para esos camellos "que son seres sintientes" representa un orgullo y un honor servir para algo más que formar parte de caravanas en el desierto. Haber transportado a Melchor, Gaspar y Baltasar, en ese momento lo eran, les proporciona una particularidad que de otra forma no tendrían.