Durante estas fechas navideñas he dedicado tiempo a la lectura de artículos periodísticos relacionados con la Navidad, artículos escritos por plumas actuales de altísimo nivel, que nos dan su visión sobre la Navidad.

Me ha llamado especialmente la atención que hay puntos sobre los que existe cierta coincidencia, cuales son que la Navidad se ha convertido en un tiempo de compras, de consumismo sin límite, de iluminaciones callejeras y decoraciones navideñas, pero donde faltan momentos para la reflexión y la meditación personal, adornamos lo externo y olvidamos cuidar lo interior.

El consumismo sin límites, parece para muchas personas un mandato social, casi divino, si no consumes no perteneces a la sociedad actual, eres de tiempo pasados, un pobrecillo, un paria. En la sociedad consumista la apariencia prima sobre la realidad, se aparenta a veces más de lo que realmente se es, y ese aparentar lo que no se es, no lo olviden, se paga muy caro.

Hay que ser observador y apreciar que la sociedad consumista, ahora, está imponiendo el mensaje del regalo en Nochebuena y día de Navidad, vía Papá Noel, esto es, vía copia e importación americana.

Los medios de comunicación constantemente, en sus anuncios, nos repiten: "Estas Navidades regala ... Es tiempo de Navidad, te esperamos en la tienda ....".

El comercio ha conseguido que el regalo no sea solamente propio del día de los Reyes Magos, sino también del día de Navidad, con lo cual las compras se duplican, con los consiguientes ingresos para el comercio y gastos para las familias en general, que presumo no van sobradas de "cuartos".

Los anuncios publicitarios, los escaparates, la situación de los productos y la propaganda en general están minuciosamente estudiados y facilitan que los débiles de voluntad "piquen" y compren, ahora en estas fechas y en las próximas rebajas, que están a la vuelta de la esquina.

Si a toda esta propaganda consumista se une el uso prácticamente generalizado de las tarjetas de pago, bien de crédito o bien de débito, las ventas están aseguradas.

Me pregunto cómo tan pocos recursos familiares pueden dar aparentemente para tanto. Cada uno conteste la pregunta conforme a su situación económica.

Los anuncios propagandísticos de los productos propios de la Navidad, turrones, mazapanes, polvorones, etc... se inician prácticamente antes de finalizar la estación veraniega; así ocurre con el anuncio: "Hay lotería de Navidad", que vemos en los escaparates, en pleno mes de agosto. Cada cosa a su tiempo y los nabos en adviento, dice el refrán castellano.

El consumo se ha convertido en un mandato social que, presumo, va a llevar a muchas familias a la bancarrota, si no lo están ya.

La Navidad que hasta hace unos años tenía un sentido familiar, religioso, de convivencia fraterna, en cambio, ahora se ha convertido en un mandato consumista con las consecuencias, que a nivel económico para muchas familias va a tener para el resto del año. La cuesta de enero comienza en diciembre del año anterior y dura todo el año.

Seamos sensatos y no nos dejemos llevar por la publicidad y presión social. Se tú mismo, y procuremos que los gastos navideños no nos hipotequen para el resto del año y tengamos que pagar a plazos hasta el tabaco....

La Navidad es esperanza y el momento de hacer buenos propósitos para el nuevo año, pero con el firme deseo de cumplirlos.

¿Qué puedo hacer? Piénsalo bien y actúa, no tienes que hacer grandes hazañas.

Ejercítate en la paciencia, el trabajo, el esmero y la constancia.

Vive el día a día con sencillez y controla tus gastos, para no tener que pagar a plazos hasta el tabaco, pues, dice el refrán castellano : "Al que de prestado se viste, en la calle le desnudan". ¡Ojo!