El presidente del Gobierno en funciones le ha dicho a Torra que se necesitará tiempo pero que "el diálogo y la consecución de un gobierno y unos presupuestos harán posible abordar cuestiones clave para la vida de millones de catalanes y catalanas, como la sanidad, la educación, las infraestructura y los transportes, la dependencia o la industria". ¿Por cuánto nos va a salir eso, en términos económicos, señor Sánchez? Les está prometiendo el oro y el moro, amén de las reivindicaciones que ponen ellos sobre la mesa y que parece dispuesto a aceptar con tal de quedarse una temporadita más en La Moncloa, en vista de que los palacios son su perdición republicana. No obstante y conociendo como se las gasta, puede que, una vez conseguida la abstención de ERC, eche mano del conocido refrán que dice: "Prometer y no dar no descompone casa". Mientras usted contenta al independentismo, el resto de españoles está que trina.

No sé si lo que hace Sánchez es indigno, lo que sí sé es que no tiene dignidad. Es un mentiroso patológico y compulsivo. Lo que dice ahora no lo mantiene dentro de un rato. Así nos ha ido engañando a los españoles durante estos años, los anteriores a la moción de censura y, donde ya se ha cebado literalmente, es en los posteriores a la moción de censura. Lo que mejor sabe hacer el presidente en funciones es bajarse los pantalones. Lo hace una y otra vez, ante el nacionalismo vasco y el independentismo catalán. Urkullu ha sido el primer presidente autonómico que se ha reunido con el presidente en funciones. De entrada, este último le ha dicho al primero que está dispuesto a completar el calendario de transferencias pendientes en el Estatuto vasco. Y Urkullu tan feliz porque es lo que quiere. El máximo de competencias como paso previo a la autodeterminación, porque así y sólo así, demuestra que España no le sirve para otra cosa que no sea dinero, más dinero, competencias, más competencias.

Me gustaría que el presidente de Castilla y León, y con ello recojo el sentir de muchos zamoranos, fuese más reivindicativo con Sánchez y le pidiera, como poco, lo mismo que le piden otros presidentes autonómicos. Y eso que alguno de los entregados a la causa sanchista, como el presidente de Cantabria, señor Revilla, empiezan a poner el grito en el cielo porque no ven las cosas claras. Ni claras, ni transparentes, ni nada de nada.

No sé en qué va a terminar todo esto. A diferencia de la señora Calvo que pone el acento contra PP y Ciudadanos, acusándoles de que "este país", es decir, España, les importa un bledo, servidora piensa y conmigo mogollón de personas que a quien en verdad le importa un bledo España es a Pedro Sánchez Pérez-Castejón. La señora Calvo gusta mucho de escupir hacia arriba y según una ley física todo lo que sube vuelve a bajar, que se espere lo peor. Será más tarde o más temprano, pero le caerá en toda la boca. Sánchez no quiere nada con los partidos constitucionalistas. Nunca pactará, ni aunque le vaya la vida en ello, ni con Casado ni con Arrimadas. Lo suyo es el batiburrillo y el río revuelto porque sabe de sobra que a río revuelto, ganancia de pescadores. Y él se considera un pescador de primera.

Sánchez le ha dicho a Torra, pero es que Torra le ha dicho a Sánchez que mantendrá en todo momento sus "reivindicaciones". Se les llena la boca de la palabra "diálogo" cuando en realidad el único diálogo posible entre ellos es un diálogo para besugos. Por eso en Cataluña, el independentismo ha calentado motores con una exhibición en contra de España, a propósito del partido Barça-Real Madrid, que no ha dudado en mostrar en la trasera de autobuses urbanos, programas de radio y televisión y donde ha pillado, con las bendiciones de Torra.