Decía el elocuente Milan Kundera en su obra El libro de la risa y el olvido lo siguiente: "El primer paso para aniquilar un pueblo es borrar su memoria. Destruir sus libros, su cultura, su historia. Y después pones a alguien para que escriba nuevos libros, para que elabore una nueva cultura, para que invente una nueva historia. En poco tiempo la nación empezará a olvidar lo que es y lo que fue". Y eso pasa en tres provincias de España: León, Zamora y Salamanca.

Como ya se imaginarán, hablamos de la Región leonesa. Han pasado unas cuantas semanas desde que en este mismo periódico se publicó la entrevista a Carlos Javier Salgado, doctor en Ciencia Política y autor de La cuestión económica de la Región leonesa, y como estudiante de esta misma carrera, creo que debo hacer eco de sus palabras para aquellos que desconozcan la trascendencia de la cuestión leonesa.

Mucha gente ha criticado la autonomía leonesa siempre carentes de un libro de historia, pues si lo tuvieran, sabrían perfectamente que la Región leonesa ha estado separada de Castilla la mayor parte de su historia; pero no entraré en descalificaciones personales como otros políticos hacen a la hora de criticar las declaraciones del alcalde de León, José Antonio Díez. A todos estos censores, preocupados siempre por la "unidad de España", les diré que nuestro ordenamiento jurídico deja un pequeño atisbo de esperanza para la separación de esta autonomía Frankenstein.

El artículo 2 de la Constitución española expone que el derecho a la autonomía: «se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas». Y es indudable, por todo el recorrido histórico de León, que esta región es histórica y válida para adquirir su necesaria autonomía, pues no es nada nuevo que el Estado de las autonomías fue políticamente accidentado „sólo hay que ver cómo Segovia fue incluida en Castilla y León in extremis„. Pero, ¿por qué todo esto?

No será nuevo para el lector saber que el 82% de la población perdida en Castilla y León se concentra en nuestra región, ni debería ser un dato nuevo que la industria en León no llega a representar ni el 30% del total autonómico, ni tampoco debería ser novedoso que para 2017 la renta per cápita leonesa era un 9% inferior a la castellana „y 24% inferior a la europea„, y así en un largo etcétera. Pero también podemos defender nuestras capacidades, pues aun siendo la tierra empobrecida de la autonomía somos clave en cuanto a recursos naturales, llegando incluso a representar el 82% de la producción eléctrica autonómica.

Con todo esto llamo a la racionalidad de los zamoranos para manifestarse públicamente en defensa de lo nuestro. Si no queremos que se nos imponga el cierre de 266 de nuestros 414 consultorios médicos; si queremos que el idioma de una de nuestras comarcas, Sanabria, quede protegido como patrimonio lingüístico; si queremos recuperar la Ruta de la Plata como uno de los ejes vertebradores de España, la respuesta es clara y concisa: autonomía.

(*) Coordinador de Juventud por el Clima-Zamora y secretario de organización de Juventudes Socialistas de Zamora.