Como en el cuento de "Caperucita Roja contado por el lobo", la entrevista de este diario al biólogo Vicente Palacios nos descubrió que ¡el lobo tiene miedo del hombre! Y que por ello aúlla más en las zonas deshabitadas que en las habitadas, donde pueden ser oídos por el depredador humano. También que pese a la despoblación de Zamora, los lobos de la Sierra de la Culebra aúllan poco debido a la alta presión cinegética, mientras que en parques como el de Yellowstone, donde en lugar de avistar cazadores ven turistas, aúllan más y mejor.

De este estudio sobre el lobo se deduce que nos tienen miedo, como nosotros a ellos; que tienen más miedo a los hombres que cazan que a los montañeros que van a pasar el día al monte, como nosotros a los cazadores de Vox más que a los verdes ecologistas; y que aúllan menos cuanto más miedo tienen, como nosotros los zamoranos que siempre hemos sido conformistas y callados. Por miedo.

Sin embargo, aunque en Zamora "había una vez un lobito bueno/ al que maltrataban todos los corderos" (J.A. Goytisolo) estamos empezando a aullar más fuerte porque estamos perdiendo el miedo.

En la Sierra de la Culebra cada vez suenan más fuertes los aullidos de los pueblos de Aliste contra el plan piloto de los depredadores de la Consejería de Sanidad de la Junta, que pretende acabar con el hábitat natural de los alistanos a costa de mermar la salud de los pobladores. Porque ante la amenaza de cierre de los Consultorios o la merma de la atención sanitaria, el plan piloto va a estrellarse porque ya han empezado a perder el miedo.

Un poco más al sur, en tierras de Tábara, se han oído de nuevo los aullidos de quienes no quieren que su tierra se llene de purines de las macrogranjas, que contaminan la tierra y el agua como "cerdos capitalistas" de las multinacionales -no pobres lechoncitos- para hacer negocios fuera. Porque ante la amenaza de envenenarnos o de tener que echar el cierre a explotaciones pecuarias y a las casas después, ya han empezado a perder el miedo hasta a la PAC.

En toda España y en Zamora, han aullado los pensionistas que tuvieron la pensión congelada después de años de trabajo y esfuerzo, y que ven reducir sus ingresos porque los precios crecen y las pensiones menguan, y la vida sube y ellos con ella. Porque ante la amenaza de acabar con la caja de las pensiones y de seguir trabajando hasta que el cuerpo reviente, ya han empezado a perder el miedo para escribir en las pancartas "es mi derecho", y alzarlas al aire aullando al viento.

"Y la culpa no era mía, ni donde estaba, ni como vestía", han aullado cantando en las calles las mujeres de todo el mundo y también de Zamora, contra las disculpas y justificaciones del "violador eres tú", y el patriarcado que "es un juez que nos juzga por nacer". Y han vencido con su aullido la voz de quienes argumentan que la violencia es igual en todos los casos, olvidando a las miles de mujeres asesinadas o violadas. Porque ante la amenaza de no poder salir a la calle con libertad, ya han empezado a perder el miedo para poder "dormir tranquila, niña inocente".

En Madrid en la Cumbre del Clima, y ante la amenaza al mundo del cambio climático, los cínicos discursos formales de los gobernantes de los Estados más ricos se han visto apagados por los aullidos de miles de jóvenes y hasta adolescentes que han clamado contra los abusos al Planeta que es nuestro presente y su futuro. Y que permiten que mientras unos llenan el aire de agentes contaminantes, otros no tengan ni para llenar la barriga de sus hijos, también jóvenes, adolescentes, niños y bebés. Porque ante la amenaza del cambio climático para todos, está la falta del pan nuestro de cada día para gran parte de la población mundial que ha empezado a perder el miedo porque tiene más miedo el hambre.

Y aúllan cada día y cada vez más alto miles de zamoranos que desde su pueblo ven cómo desaparecen escuelas, consultorios, comercios, bares, casas... y hasta las iglesias se arroñan en los pueblos que se vacían de pobladores. Porque ante la amenaza de despoblación está la de desaparición total si no aullamos para que se nos oiga. Y estamos empezando a perder el miedo.

Siguiendo con el aullido de los lobos, decía también el biólogo que aúllan más cuando tienen que cuidar a las crías, porque el cuidado lo comparte toda la manada y por eso tienen más necesidad de comunicarse ¡Como nosotros! Que necesitamos aullar más para que nuestras crías mantengan su derecho a una atención médica cercana, a su salud que depende de la de la tierra y el agua, a la seguridad de la pensión de sus abuelos que las cuidan, a la integridad física y de su vida aunque sean mujeres, y al futuro del Planeta y al futuro de su pueblo en Zamora.

Como los lobos, sigamos aullando: "Porque el miedo va a cambiar de bando/ No desesperes, sigue protestando"