"Lo primero que haré cuando ocupe el cargo de alcalde de Madrid es suprimir el Madrid Central" (creado por el equipo de la alcaldesa Carmena) clamaba el ahora alcalde Almeida. Y de hecho lo intentó, pero la jugada no debió salirle como esperaba y tuvo que dar marcha atrás. Ahora, es el mayor defensor del Madrid Central, adalid de la lucha contra la contaminación atmosférica, presumidor de que Madrid sea la ciudad con más árboles de España y parte de Europa, para lo que se ha inventado ese eslogan de "Green Capital", aunque ya haya salido al paso Vitoria, diciendo que son ellos los únicos que gozan de esa calificación en España, que otorga la Comisión Europea. De hecho, algunos ya ven al alcalde Almeida atado con cadenas a un árbol, a la intemperie - como hizo en su día la baronesa Thyssen, cuando amenazaron el entorno de su museo - dispuesto a cogerse un catarro si hace falta por defender el ecologismo.

"No podría dormir con unos cuantos ministros de Podemos en mi gobierno", clamaba el presidente en funciones, Sánchez, hace unos meses, cuando el señor Iglesias le exigía tal condición para permitirle gobernar. Y héteme aquí que unos pocos meses después, el mismo señor Sánchez, firma un documento con abrazo y achuchón incluidos, por el que no solo la formación podemita va a tener tres ministros, sino también una vicepresidencia del Gobierno. Imposible de entender que ahora pueda dormir a pata suelta, a no ser que el Sr. Sánchez haya recurrido a los somníferos.

"Las diputaciones son unos entes inútiles y obsoletos que solo sirven para colocar a amigos y familiares, y para chupar de la tarta", gritaba por donde iba el hasta hace poco presidente de Ciudadanos, señor Rivera. Lo decía hace unos pocos años, cuando aún no había "pillado cacho" en las instituciones. De la promesa de acabar con las instituciones sobrantes de piso piloto, que ellos calificaban de innecesarias, no se ha vuelto a oír hablar, y especialmente ahora, que es cuando ocupan puestos relevantes, como ocurre aquí, en Zamora, donde es el líder de Ciudadanos, y no otro, quien ostenta el cargo de presidente de la Diputación Provincial.

"Debe gobernar el partido que tenga más escaños en las elecciones generales, aunque no consiga la mayoría que exige la Constitución, porque es la única manera que el país sea gobernable", invocaba el señor Casado, y antes el señor Rajoy, cuando este último tenía una mayoría insuficiente que no le permitía gobernar, y el PSOE no comulgaba con ello. Pero héteme aquí que ahora, cuando el PP puede poner en práctica tal condición, no escrita, permitiendo que su rival gobierne, parece que se le ha olvidado, y no quiere oír hablar de ello. A sensu contrario es el PSOE quien ahora pretende hacer valer lo que antes no querían ver ni en pintura.

"Hay que eliminar las instituciones que no sirven para nada, como las diputaciones, los consejos consultivos, el senado, y otras cuantas, porque suponen un gasto al que no se le ve sentido ni necesidad por ninguna parte", "Hay que aumentar los impuestos a los ricos", inquiría el líder de la formación morada. Y tampoco se le ha vuelto a oír mentar ni a esas instituciones, ni a esos "ricos" a los que ellos aludían cuando no habían probado la miel del poder. Tampoco se le ha vuelto a oír hablar de "la casta", aquella que por el hecho de tener un casoplón de muchos miles de euros era algo que debía ser objeto de ataque y condena.

¡Cómo para fiarse! Con éstos y otros personajes, protagonistas de actuaciones similares, no se puede ir muy lejos ¿cómo se va a confiar en quienes hoy dicen blanco y mañana dicen negro o con quienes tienen tan mala memoria? De manera que esos acuerdos y desacuerdos que dicen que están haciendo en estos días para formar gobierno, vaya usted a saber en qué términos lo estarán haciendo, ni a qué precio, ni si serán buenos solo para ellos o también para los intereses del país.

Pero claro, es que la cosa de ir a unas terceras elecciones beneficia a la derecha, como ya se ha demostrado en las segundas, y la izquierda está dispuesta a cualquier cosa con tal de no perder la oportunidad de seguir gobernando.

Mientras tanto la derecha se frota las manos viendo cómo se despelleja la izquierda moderada buscando acuerdos contra natura con los separatistas, los separadores y cualquier otro que se encuentre por ahí. Y, sin decirlo en voz alta, hacen votos porque el PSOE, la fuerza que ha ganado las elecciones, no llegue a gobernar en ningún caso, para lo que están dispuestos a continuar con su lema de "cuanto peor mejor" Mientras tanto le echan en cara que tarde tanto en formar gobierno, aunque, eso sí, exigiéndoles que en él no debe aparecer Podemos, ni los separatistas, sabiendo que, si se exceptúan esas formaciones, solo queda disponible su partido en el parquet, el PP, para servir de apoyo o de relevo.

¡Cómo para fiarse de ellos!