Si el Neolítico fue la distopía del Paleolítico, tal vez el mundo digital sea la distopía del analógico. Los grandes progresos de la Humanidad, observados con perspectiva, se transforman con frecuencia en desastres históricos. El cazador-recolector del Paleolítico era, según el autor de "Sapiens", un tipo feliz en comparación con el agricultor y ganadero que le sucedió. El asentamiento trajo consigo infinidad de problemas y miedos completamente desconocidos antes de la aparición de la propiedad privada. El miedo es la única sustancia que carece de límites. Sus sinónimos, el terror y el horror, contienen el suficiente número de erres como para poner los pelos de punta al más audaz. Hay palabras que llevan incorporada su banda sonora. Tormento, también con una erre estratégicamente colocada, es una de ellas. Y relámpago y trueno, en fin. Los confines del júbilo, en cambio, están ahí mismo. Las grandes noticias nos sumen, tras el primer instante de euforia, en una suerte de depresión más o menos ligera. ¿Y si no nos la merecíamos? ¿Y si no dura? ¿Y si ahora que por fin nos ha tocado la lotería se produce una inflación del 50%?

El ser humano, desde que accediera al conocimiento de la muerte, es un contenedor de presagios. Mi perro acaba de descubrir el cadáver de un gato en el jardín y no ha mostrado reacción alguna. Ignora en qué cosiste fallecer. Ninguno de los días de su vida se ha despertado con la sensación de que algo malo iba a ocurrir. No presiente la llegada de este nuevo Neolítico relacionado con el avance de las tecnologías digitales. Desconoce el significado de la palabra distopía, que históricamente hablando es posterior a utopía. La distopía aparece cuando nos sucede algo bueno o algo supuestamente bueno. El Neolítico, que a primera vista parecía excelente, pues implicaba el control de las cosechas y del ganado, llevaba en su interior el virus del aburguesamiento y el peligro de las sequías, además de las enfermedades que trajo consigo la convivencia entre los animales y las bestias. Quizá el mundo digital sea la distopía del analógico, pero no lo sabremos hasta dentro de mil años, en el caso de que hayamos logrado sobrevivir al desastre climático, entre otros.