La frase no es mía, de ahí el entrecomillado. La frase la ha pronunciado Gabriel Rufián en un momento de euforia, consciente de la fuerza que le proporciona el hecho de que su partido sea ¿necesario? para la investidura de Sánchez. El independentista ha presumido de su fuerza acusando al presidente en funciones de "criminalizar e insultar" a su partido, añadiendo no obstante: "Como es un Sánchez derrotado, se le puede sentar a hablar". La frase es tan humillante que Sánchez debería dejarse de tibiezas y hacer las cosas con responsabilidad de Estado, dando de lado a estos chulos que se están burlando de él y condicionando la unidad de España con la inestimable ayuda de Iceta. Otro, ya habría mandado a Rufián a hacer gárgaras. Un colchón en el palacio de La Moncloa no vale tanta humillación, tanta afrenta, tanta degradación.

Ni ERC, ni ningún otro partido independentista catalán o vasco, puede pretender sentarse en una mesa de negociación como un igual. Estado español-estado catalán. Es que no hay un estado catalán, por mucho que Iceta, líder del Partido Socialista de Cataluña se empeñe exigiendo que Cataluña sea "nación" y un Gobierno central con ministros 100% suyos, es decir, socialistas, sin podemitas, ni de ninguna otra formación. No hay que olvidar que la única formación que exige formar gobierno con Sánchez, una vicepresidencia y tres carteras, es Podemos. Ese experimentó acabará como el rosario de la aurora. Por cierto, no sé de dónde le viene esa injusta fama al madrugador rosario.Si por un casual a Sánchez le da por reflexionar y poner en valor todo lo que está ocurriendo, debería desistir. Es la forma de ganarse el respeto, que no concita, de la mayoría de españoles, cuántos de ellos votantes socialistas. Cada vez son más los ex cargos socialistas, con dos dedos de frente, los que piden a Pedro Sánchez no pactar con ERC. No quieren que la deriva de Zapatero concluya con la degeneración de Sánchez. Este último no se ha rodeado precisamente de los mejore ministros. Son muchos los que proceden de la época zapateril. Tan malos fueron entonces como pésimos son ahora.

Vuelvo a la frase de marras. Si ERC considera que Sánchez es un político derrotado, desde la derrota se hacen concesiones, muchas concesiones, por eso desde la derrota no se puede negociar, no se puede pactar. Y si se hace tiene que ser con altura de miras, nunca pensando en el sillón presidencial, en el palacete que le cobija o en el 'Falcón' que Sánchez tiene a su disposición y sobre cuya utilización y viajes cada vez hay más sombras.

La frase de Rufián es un insulto para Sánchez. Tiene que verlo así. Alguien con cordura se lo debe decir. Daba pena verlo el día del abrazo con Iglesias, esa cara de circunstancias, esa sonrisa a medio esbozar, esa mirada como perdida, esas ganas de acabar, porque lo del abrazo tiene miga. A Sánchez se le ha perdonado lo que no se ha condonado a ningún otro líder político. En lo personal, en lo académico, en lo político. Le recomiendo una lectura que a nadie deja indiferente, la del libro del periodista Javier Chicote titulado "Manos limpias. Manos sucias". El retrato que este investigador periodístico ha hecho de Sánchez es, como poco, preocupante.

El PSOE no puede claudicar. El PSOE no puede renunciar a sus principios. El PSOE no puede desertar de España. Es preferible el respeto de todos los españoles, que una noche más en La Moncloa. Fiarse de los republicanos catalanes y del socio de Gobierno que se ha buscado el PSOE, un socio incómodo que quiere acabar con todo lo establecido, empezando por la Constitución y la Monarquía, no puede ser bueno ni para Sánchez, ni para el PSOE, ni para España. "Triste España sin ventura, / todos te deben llorar. / Despoblada de alegría, / para nunca en ti tornar". Sabio, Juan del Enzina