Ya no quedaban fechas estratégicas para agitar los pesebres del consumismo. Pero llegó el Black Friday y se hizo un hueco en nuestro calendario de fiestas del sobreconsumo.

Ecologistas en Acción, como buena parte del pequeño comercio zamorano, que se ve acosado por el marketing de las grandes empresas, nos oponemos radicalmente a la orgía hiperconsumista que comienza este día negro para el planeta y culmina con los excesos de la Navidad.

Hay algo que explica este comportamiento suicida de todos nosotros: cuando compramos de forma compulsiva y sin necesidad real no estamos buscando otra cosa que felicidad, aunque no sea más que un sucedáneo.. Poco nos importa que sea efímera, fugaz, como el chute del drogadicto.

Es el márketing y la publicidad quienes consiguen crear vínculos emocionales con las mercancías cargándolas de promesas de prestigio, autoestima, realización, amistad, respeto, consideración, admiración, triunfo, diversión, sexo... Vamos, como para resistirse.

Pero el remedo de felicidad se desvanece muy pronto, como el paraíso de las drogas. Afortunadamente para el mercado, claro. Porque esta religión de lo inmediato necesita mantenernos en un consumo constante, sin tregua. Y eso no se consigue con gente feliz. Todo lo contrario; nos necesita infelices, insatisfechos, siempre pendientes de nuevas promesas.

¿Y esto es grave?

Estamos nada menos que ante la encrucijada más grave de toda la historia de la humanidad, en una situación de desastre medioambiental, de la que el cambio climático solo es la punta de lanza.

Y, entre tanto, la fiesta continúa, como en los salones del Titanic cuando tenían delante el iceberg . Festejos como el Black Friday y toda la orgía consumista de la Navidad, son propios de un sistema capitalista zombi que, como el cáncer, en su crecimiento descontrolado, nos lleva directamente al desastre.

Nuestra racionalidad nos lo dice: bien claro: Resulta totalmente imposible crecer indefinidamente en un planeta finito. Y a la vista están los pilotos rojos de todos los indicadores medioambientales y de reservas de materias primas esenciales para la civilización.

La conclusión más sensata: hay que echar el freno, parar el sobreconsumo. ¿Pero se puede hacer algo? Muchos dirán que nada, que esta espiral de destrucción es imparable. Nosotros creemos que sí podemos hacer, y mucho. En este Viernes Negro para el planeta tenemos donde elegir:

-Huelga de consumo este día. También el último viernes de noviembre es el Buy Nothing Day, el Día Internacional Sin Compras.

-Prescindir, en cualquier caso, de las compras compulsivas de todo lo realmente innecesario, tanto en Internet como en las tiendas físicas.

-Evitar este día las tiendas de las grandes cadenas promotoras del Black Friday.

-Comprar solo lo necesario y en el pequeño comercio de nuestra ciudad..

-Dedicar el tiempo de la compra compulsiva a placeres auténticos: pasear, contemplar el maravilloso otoño que nos regala la naturaleza estos días, leer historias arrebatadoras, tomarnos unas cañas con los amigos y familiares que amamos, informarnos sobre cómo nos va a afectar la crisis climática. ¿Nos atrevemos?

(*) Coordinador de Ecologistas en Acción de Zamora