Como en la película de Summers, "Adiós, cigüeña, adiós", los zamoranos estamos dejando de creer en la cigüeña porque a los niños que necesitamos para repoblar no los trae en su pico envuelto en pañales la cigüeña, sino que deben ser fruto del amor, del cuidado, del trabajo y de mirar de frente la realidad del mundo, sin llenarnos la cabeza de pájaros.

Por si alguien piensa que no es así, no hay más que ver que Zamora está llena de cigüeñas, que ya no emigran en los inviernos por lo del cambio climático y porque se han adaptado a comer en los vertederos, y que ponen sus nidos hasta en las torres de alta tensión, que se parecen a las nuevas urbanizaciones llenas de gente de las ciudades y pueblos en crecimiento. Pero que de gente nada de nada: ¡ni un cigoñino humano que llevarnos a la cunita!

Sin embargo, algunos insisten en llenarnos la cabeza de pájaros para el desarrollo de Zamora, con el anuncio de nuevas empresas que quieren instalar aquí su nido y con él llenarnos de cigoñinos nuevos o evitar que se vayan a otras tierras los ya nacidos.

Y cada cierto tiempo vuelven con el cuento de la cigüeña que trae volando a los niños, y nos lo creemos de buena fe, hasta que acabamos como el cuento de la lechera con la leche derramada por los suelos como nuestro ánimo, y con una decepción más a cuestas.

Como cuando éramos pequeños y decíamos adiós a todas las cigüeñas pensando que traían un hermanito nuevo que casi nunca era el nuestro, el último adiós se lo acabamos de dar a la empresa Tesla. Que hace unos meses anunciaba la expresidenta de la Diputación y el Colegio de Ingenieros que tenía intención de instalarse nada menos que en cinco enclaves zamoranos: Coreses, Mombuey, Benavente, Montamarta y Morales del Vino. Que ratificaba el alcalde de Benavente sus contactos para conseguir su implantación en el nuevo polígono de la esperanza: la Puerta del Noroeste.

Y que hace unos días nos decía adiós porque se iba a Berlín, como si de otra película conocida se tratase, "Vente a Alemania, Pepe" de Pedro Alzaga, de los años en que los españoles y tantos zamoranos tuvieron que irse a ese país para sacar adelante a la familia, que mantenía en el pueblo el nido vacío.

Vacío o más bien "vaciado" sigue. Pese a que le pese la expresión de la España "vaciada" al presidente de la Comunidad vaciada, Fernández Mañueco, porque dice que es peyorativa. Cuando la realidad es que es acusatoria, porque la despoblación no viene del cielo como las cigüeñas sino de las decisiones políticas que han vaciado a la España vaciada y a la Zamora vaciada.

Porque si en la fábula de Samaniego la rotura del cántaro de leche era de la fantasía de la lechera, en el caso de Tesla es de las promesas preelectorales calculadas para que sigamos creyendo que los partidos son como la cigüeña que trae el desarrollo, cuando son sólo como la cigüeña que bastante tiene con criar a sus hijos. O como los políticos que bastante tienen con colocar a los suyos hasta cuando las empresas cierran, como en los EREs del socialismo andaluz.

No es la primera vez que se anuncia una empresa para Zamora que se queda en el aire. Sin consultar hemeroteca se me viene a la cabeza porque fue objeto de debate mucho tiempo y de acusación por parte de la derecha, la empresa Softtek, que anunció Zapatero en una visita electoral a la Zamora que empezaba a vaciarse; que nos llenó de pájaros la cabeza durante meses con la fantasía de cientos de puestos de trabajo que se llegaron a preseleccionar y con los miles de pedidos que se hacían para la fábrica inexistente de Zamora. Y a la que dijimos adiós, Softtek, adiós.

¡Otra vez la leche derramada por dar saltos de alegría! Y cuando escribo esto, me acuerdo de la situación del sector lácteo de la Zamora y la Comunidad y la España vaciadas, esa sí con lecheras que llenaban el cántaro de leche y mantenían la población en la zona rural, y vaciada por los acuerdos con Europa y la PAC que nos iban a poner en el mapa. Y al final: "Adiós leche, dinero, pollos, lechón, vaca y ternero". Sólo macrogranjas de cerdos.

La facilidad que tenemos para creer una y otra vez en la cigüeña cuando nos lo cuentan los políticos profesionales en las vísperas electorales, es directamente proporcional al escepticismo que demostramos cuando son los empresarios zamoranos quienes presentan un proyecto real como la Biorrefinería de Barcial del Barco, tras darse cuenta de que no podemos esperar que a los niños los traiga la cigüeña, sino que vendrán cuando se siembre y se trabaje con las ganas necesarias para sacarlos adelante. Como debemos hacer con el polígono de la esperanza de Benavente, que puede incluir este proyecto de biorrefinería. Como hicieron los adolescentes de la pandilla de la peli de Summers con su cura de realidad y su entusiasmo.

Así que, cuando vuelvan con promesas de desarrollo para llenarnos la cabeza de pájaros y su alforja de votos, debemos recordar el cuento del lobo y el pastorcillo, y olvidar los cuentos preelectorales: ¡Que vienen Tesla, Softtek y Montelarreina y crea puestos de trabajo! Para contestar: ¡Que viene el lobo y se come a las ovejas!

Porque aquí nunca han venido las grandes fábricas. Aquí las ovejas son nuestro desarrollo agroalimentario y el lobo es fuente de desarrollo turístico.

Adiós, capital...ismo, adiós.