Cada día que pasa me identifico más y entiendo mejor a Carmen, la protagonista del ya clásico bestseller de la recordada Carmen Rico-Godoy. La escritora y columnista logró realizar un magistral retrato femenino que sigue vigente a pesar de los años transcurridos. Y da lo mismo que esa mujer sea madre, esposa, hija o abuela. Lo importante es ser y sentirse como la protagonista, una mujer independiente que lucha por ser ella misma, a pesar de las innumerables trampas que le tiende su propia condición femenina. La vida de las mujeres es una permanente carrera de obstáculos, en todos los órdenes y sentidos, que nos toca salvar y además hacerlo con sabiduría y elegancia para no morir en el intento.

Por cierto, en el Congreso de los diputados tras el 10N, la paridad retrocede. Las elecciones que han dejado una ola de preocupación generalizada han tenido un impacto negativo en materia de igualdad. En la XIV legislatura habrá 151 diputadas, 13 menos que en la anterior, lo que supone un descenso del 8% en la presencia de la mujer en la Cámara Baja. La verdad es que tampoco resulta muy grato ser parte de una cuota. Mientras las mujeres no escalemos por nosotras mismas, en base a la inteligencia, a la cualificación, a la preparación, a la eficacia y a la eficiencia, seremos sólo eso, que tampoco es poco, parte de una cuota.

A lo que voy. El mismísimo Día Internacional de los Solteros que en China se celebra gastando lo habido y lo de por haber en compras y regalos de todo tipo, y que recayó en el pasado lunes, me entero que las mujeres europeas, casadas, solteras, separadas y viudas, trabajan gratis desde días antes, una casualidad, hasta final de año debido a la brecha salarial. Al parecer, hasta el 31 de diciembre, las empresas "se ahorran" un total de 55 días en sueldos de trabajadoras. Lo que no entiendo es cómo es posible ser mujer y en verdad no morir en el intento ante estas y otras cuestiones vergonzosas que nos afectan directamente.

Los últimos datos de Eurostat correspondientes a 2017 y facilitados por UGT, señalan que España es el segundo país donde más ha aumentado la brecha salarial, en torno a un 0,9%, mientras que en el conjunto de la Unión Europea la brecha ha descendido un 0,20%. Eso de que las mujeres europeas, entiendo que también las españolas, ganen al mes un 20% menos que los hombres, da que pensar. Hay que dejarse de palabreo inútil y pasar a la acción, pero con clase. Si una mujer desarrolla el mismo trabajo que un hombre, en el ámbito que sea, ¿a santo de qué debe percibir una cuantía económica menor por su trabajo? Por cierto, las mujeres somos bastante más concienzudas que los hombres. Por supuesto que hay de todo en la viña del Señor pero, aquí y ahora, no se trata de hablar de casos aislados.

Aunque la presencia de la mujer en el poder político es una de las más elevadas, sin embargo sólo un 21 por ciento ocupa puestos dentro de los consejos de administración de las grandes empresas en España, mientras que la media europea se sitúa en el 25% y sólo en Francia alcanza la cifra del 40%. Con respecto al tema político, y eso a pesar de ministras y vicepresidentas que a veces estarían mejor calladas, en el debate de los líderes no hubo ni una sola lideresa porque no las hay en sus partidos. De ahí que todo el mundo abogue porque Inés Arrimadas presidiera Ciudadanos. Algunos se iban a enterar, lo malo es que no se enteran.

Y otra cosa que ensancha la brecha, las tareas domésticas siguen recayendo principalmente en las mujeres, 40 a 28. Clara prueba de lo difícil que resulta ser mujer y no morir en el intento.