Acabo de enterarme de que se está instalando un crematorio a escasos metros del bloque en el que vivo. Para situarnos: Vivo enfrente del supermercado Carrefour y Centro Comercial Valderaduey, cercano a dos gasolineras, un Centro Cultural y las vías del tren. Como consecuencia de todo ello, sufrimos diariamente alta contaminación acústica, de tráfico, de aire...

Y ahora, para colmo, si los vecinos no lo impedimos, un crematorio. Créanme, no hago aspavientos a la muerte, sin embargo, mientras llega el último suspiro, creo que es más higiénico, para la mente al menos, no tener que presenciar diariamente ciertas actividades. Es verdad que los familiares y amigos de los fallecidos que acudan a este crematorio, al finalizar la visita tendrán fácilmente la posibilidad de hacer la compra, llenar el depósito de gasolina, lavar su coche, cenar e incluso ver una película, pero... ¿Qué pasa con nosotros? ¡Por Dios! Ya estamos saturados de inconvenientes y todavía pretenden meternos más.

Tenemos vecinos que no pegan ojo con el estruendo de los grandes camiones que llegan a cualquier hora al hipermercado y no me hablen de somníferos, por favor, que no son nada buenos, digan lo que digan algunos. Yo, sin ir más lejos, a consecuencia de ellos, tengo la memoria perdida. Al final, con tanto ruido todos terminamos duros de oído, pero ya nos da igual, somos así de resignados... También tenemos mucha paciencia y somos muy diestros en la conducción, a ver sino, como podríamos cada vez que salimos o entramos a nuestro garaje ser capaces de esquivar los coches que entran y salen del centro comercial cada pocos metros y cuando conseguimos sobrepasarlos, esquivar también la aglomeración de otros coches "aparcados" encima de las aceras frente al Centro Cultural, cuyos padres llevan o recogen a sus retoños de esa guisa, suponemos que para que tomen ejemplo y "aprendan" las normas de circulación. Pues nosotros... Como si nada, aflojando el ritmo a cada paso, que, ni un rallón a los coches, ni un roce a niños o padres. Somos así, cuidadosos, pacientes, optimistas (ninguno hemos perdido la esperanza de escapar de aquí, aunque sepamos de sobra que no podremos hacerlo nunca) Pues así somos: ¡Pobres pero honrados! Y también muy sacrificados. Todo, todo, lo hemos ido aguantando. ¡Lo que nos costó hace años impedir que nos colaran "El punto limpio"! Ese que de limpio solo tiene el nombre, como habrá podido comprobar cualquier persona que se haya acercado hasta el de la Aldehuela. Hasta cuando comenzó la moda del "pádel" se acordaron de nosotros. Nos colocaron al lado dos pistas, para que jugasen las fuerzas vivas de la ciudad, porque en nuestro barrio no juega al pádel ni el gato. ¡Buenos estamos! Pues nada, nosotros aguantando y a lo nuestro.

Tan degradado está nuestro alrededor y tan optimistas somos, que nos imaginábamos que nuestras autoridades (Junta de Castilla y León y Ayuntamiento) nos brindarían en el antiguo edificio de "Porcelanosa" un Centro Cívico insonorizado y bien ventilado o algo parecido, para mejorar nuestra salud. Pero hete aquí, que lo que pretenden instalar es un crematorio, con lo que tendremos la indudable gran ventaja de acelerar el último viaje y ocupar lo menos posible... ¡Vamos! ¡Como para no estar quemados!