Durante la noche electoral del 10-N, cuando ya se preveían los resultados finales, un comentarista en TVE comparó a Pedro Sánchez con David Cameron, el expremier inglés que convocó el referéndum que dio lugar al Brexit. Nadie se lo pedía, pero él pensó que el resultado serviría para zanjar durante mucho tiempo el eterno problema británico de Europa Sí/Europa No y que cosecharía un triunfo seguro que le permitiría ganar más escaños. Pues se equivocó en redondo y ahora todos sabemos el lío que sufre Gran Bretaña y Europa desde entonces.

Algo similar le ha pasado al líder del PSOE y presidente en funciones. Los resultados del 28-A podrían haber sido suficientes para hilvanar un gobierno antes de conocerse la sentencia a los líderes del "procés" catalán, con todo lo que se anunciaba y se sabía que pasaría en Cataluña, pero el Sr. Sánchez pensó o se dejó aconsejar mal que era el momento de ir a otras elecciones e incrementar sensiblemente sus resultados.

Pues se equivocó completamente como Cameron y se ha metido y, de paso, nos ha metido a los españoles, en un buen lío. Su triunfo sabe a amargura, ya que ha perdido escaños en el Congreso, también perdió la mayoría en el Senado, ha propiciado el alza espectacular de Vox y la derecha, ha reforzado los partidos nacionalistas - hasta el BNG ha conseguido un diputado- y ha debilitado a la izquierda. Como dirían en Hollywood: "The Oscar goes to ... Pedro Sánchez".

Creo que está claro que la sentencia del "procés" ha sido el elemento determinante que ha marcado el resultado electoral. La convocatoria de unos comicios después de conocerse el veredicto del Tribunal Supremo y de los incidentes ocurridos con posterioridad en Cataluña solo podía favorecer las opciones extremas en el eje identitario, sea el independentismo catalán o el nacionalismo españolista.

Seguro que, si las elecciones se hubiesen celebrado una semana más tarde, ambos partidos habrían incrementado más sus porcentajes de voto. ¿Cuál ha sido la razón? Muy sencilla: "La sentencia ha hecho de estas elecciones un plebiscito entre identidades, y ahí la izquierda nunca gana" según resume Lola García, directora adjunta de La Vanguardia.

Mucha gente en España ha votado "nacionalismo español" y ese voto siempre va a la derecha o extrema derecha. Por otro lado, la izquierda también se ha desmovilizado algo como decepción a lo que sucedió el 28-A, que todo apuntaba a que tanto el PSOE como Unidas Podemos llegarían fácilmente a un acuerdo. Ambos líderes llevarán para siempre esta responsabilidad en sus espaldas por mucho que traten de echase uno al otro la culpa. Su paso a la Historia ya lo tienen garantizado, pero en negativo.

La comunidad de Castilla y León se ha llenado repentinamente de Vox salvo en Burgos, Palencia y Soria ¡Qué pena para el Sr. Abascal que en la tierra del Cid Campeador no haya sacada nada! En cuanto a Zamora, vemos que ya está entre nosotros la extrema derecha con un diputado, el Partido Popular ha crecido y nuestro "demetrista" PSOE, siempre condicionado por Demetrio Madrid, "family and Cia", que apostó de nuevo por un insulso candidato después de los desastrosos resultados municipales va de peor en peor pero aquí nunca pasa nada. La única manera de votar al PSOE en Zamora es empadronarse en Valladolid.

¡Vaya noche negra para este país! ¿Algunos de nuestros preclaros dirigentes políticos se enterarán de que aquí abajo estamos los ciudadanos?

(*) Foro Ciudadano de Zamora