Si el PSOE no hubiera abandonado el marxismo hace cuarenta años, quizás su joven líder no hubiera convocado elecciones para tener que repetir como farsa lo que pasó como tragedia hace unos meses, porque conocería la teoría de Karl Marx: "La historia se repite primero como tragedia y después como farsa".

Historia trágica fue para este país que los partidos de izquierda que con una moción de censura habían investido un presidente del PSOE en España, no pudieran revalidar ese apoyo en un gobierno de coalición o de cooperación o de investidura o de resignación o de resistencia ante las derechas, por un "quítame allí esos independentistas" o un ponme doble de competencias de gobierno.

Repetir elecciones ha supuesto que la situación política de España también se repita porque, como dice también otra famosa frase sobre la historia, "los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla".

Toca pues repetir como farsa lo que fue una tragedia para las gentes de izquierdas. Porque farsa sería un Pacto de Estado entre PSOE y PP con la disculpa de la gobernabilidad, haciendo aliados contra natura política pese a tener escaños suficientes para hacer un gobierno de izquierdas, de la que sigue reclamándose el PSOE pese al abandono del marxismo. "Socialistas antes que marxistas", dijo Felipe González hace cuarenta años. Socialdemócratas han seguido diciendo después, sobre todo Pedro Sánchez que dimitió para no permitir con la abstención el gobierno del PP de Rajoy, que sus compañeros de partido propiciaron en un ataque de gobernabilidad. Farsa cruel sería.

En la provincia de Zamora, donde hace unos meses el PSOE consiguió la mayoría tiñendo de rojo el mapa electoral de los resultados electorales, la historia se repite también como una farsa cruel tras la vuelta al color azul "ni-ní" del PP.

Y roza la tragedia -pese a contradecir a Marx- con el verde militarista de Vox que se ha extendido por los pueblos sin habitantes de Zamora, convertidos por la despoblación en un gran coto de caza donde vienen a cobrar las mejores piezas los señoritos de la escopeta nacional de Madrid.

¡Y buena pieza se han cobrado! Porque el escaño que representa a esta provincia de emigrantes más que de peligrosos inmigrantes, ha ido a parar a un diputado que vive en Madrid, hijo o nieto quizás de emigrantes zamoranos que se tuvieron que ir como se van nuestros jóvenes. Que no vuelven ni a cazar.

Y que un escaño de Zamora se vaya para un madrileño no tendría la mayor importancia si fuera capaz de representar a esos zamoranos de la diáspora forzada por la situación económica que nunca ha conmovido al parlamento español. Pero representa a un partido que se manifiesta en contra de la inmigración (pese a que los zamoranos que se van de Zamora son inmigrantes donde llegan); en contra de las leyes de violencia contra las mujeres asesinadas y violadas; a favor de que cada uno se pague los servicios con su dinero y no con los impuestos. Un partido clasista, xenófobo, homófobo, militarista, y muy español (como si las comunidades autónomas y las provincias no fueran una administración tan española como ellos).

También están en contra de la Ley de Memoria Histórica. Por eso, desde las cunetas de la historia donde no se puede exhumar a los muertos porque no recibieron ni sagrada ni laica sepultura, su digno recuerdo nos advierte que vuelve el fascismo que los asesinó cuando ganaron democráticamente las elecciones tras unirse las izquierdas en el Frente Popular. Que no estaban desaparecidos sino escondidos tras las siglas de otros partidos. Que la respetuosa exhumación de Franco les parece una afrenta que les ha llevado a dar la cara. Que quieren mantenernos en las cunetas para que no contemos la historia de este país, llamado España, que quieren que vuelva a ser su cortijo de caza... Que no quieren que conozcamos la historia para seguir repitiéndola como farsa, como tragedia, como olvido.

¡Ojala tuviera razón David, que dice que les han votado en nuestros pueblos por la caza, que es lo único que queda en Zamora! Pero, ¿se repetirán las elecciones?, ¿se repetirá la historia?