Con el arco parlamentario más fragmentado que nunca me temo que gobernar, aunque suene a topicazo, la ingobernable España se haya complicado no sé si mucho más, pero sí se ha complicado más. Sánchez forzó la repetición electoral, dicen los que saben de estas cosas que para cargarse a Rivera y a Iglesias y no dio una en la diana. Porque si es verdad que Iglesias ha resistido a duras penas, a Rivera no se lo ha cargado el PSOE, si acaso se lo han cargado VOX y Abascal. Si me atengo a sus palabras, Albert Rivera ya es historia, está ya en la historia. Ha dimitido y se ha ido por la puerta grande dejándolo todo. Por lo menos ha tenido dignidad, ha sido coherente, ha obrado consecuentemente con los resultados obtenidos. Su dimisión, su marcha de la política no suaviza la situación que sigue igual de complicada.

Me viene a la memoria la "España invertebrada" de Ortega y Gasset, complementada años más tarde con "La rebelión de las masas" y he buscado en sus páginas referencias de lo más actual. Ya entonces, el filósofo y ensayista español pensaba que España padecía una enfermedad que corría el peligro de cronificarse, "la inmoralidad pública". Y argumentaba don José en qué consistía: "la falta de justicia en los tribunales, la simonía en los empleos, el latrocinio en los negocios que dependen del Poder Público" ¿Le suena? Y don José que no dejaba nada al albur consideraba con mucho fundamento que esa situación se veía "agravada por la prensa y el Parlamento por dirigir la atención de los ciudadanos hacia esos delitos como a la causa de la progresiva descomposición". ¿Está en descomposición España?

Francamente no lo sé. No hay que ser catastrofistas. Pero hay que reconocer abiertamente que esta nueva complicación nacida del 10N, enturbia la situación. Encima, la hemiplejia moral de la clase política se recrudece. Las cosas están como han querido los españoles, con un Congreso que se radicaliza y se fragmenta como nunca hasta ahora y con un presidente en funciones que aspira a poder ser investido y tratar de gobernar, si le dejan, por lo menos los próximos cuatro años, a ser posible en paz. Si no queremos convertirnos en los eternos repetidores de Europa, algo tendrán que hacer todos los partidos políticos, también el PSOE, para 'descomplicar' la situación y acabar con el tópico de la España ingobernable.

En Zamora y en cuanto al Congreso de los Diputados se refiere, las cosas han salido como anunció La Opinión-El Correo de Zamora. El Senado ha constituido una sorpresa para muchos que no apostaban por ese triunvirato popular que se niega a abandonar la política porque quieren permanecer y si ello es posible, perpetuarse. Les han votado, por lo tanto no ha habido ni trampa ni cartón. Felicitar a los que están y a los que son sin estar. Por lo menos, Maite Martín Pozo podrá reclamar su silla de senadora en los eventos que se lleven a cabo en Zamora. Estaba la pobre en un sinvivir al no poder ubicarse en el lugar que su carisma personal exige. El día que los políticos de todos los signos, en lugar de pegarse por ocupar sitial de preferencia, se sienten entre el público ese día no tendrán que esforzarse más en conseguir la confianza del votante.

Descuide usted. Ninguno, está dispuesto a renunciar a ese privilegio. Es más, lo hizo incluso Martínez Maíllo, que por estar en primera fila, fue capaz de ocupar la silla que no le correspondía. En fin. Que se lean a Ortega y que se humanicen un poco y no vayan de sobrados. Humildad es la palabra. Que algo coadyuve a llevar lo complicado del resultado electoral.