El señor Aurelio González, liberado de UPA, que pomposamente se considera único defensor de las que denomina explotaciones familiares de porcino, nos tiene asombrados por la diligencia que muestra para instar a la Junta de Castilla y León a que se entrometa para impedir las ordenanzas que elaboran algunos ayuntamientos en defensa de la salud y patrimonio de sus vecinos y lo callado que estaba usted cuando se malversó el dinero público en las ayudas al sector del lino.

Desde la Coordinadora Pueblos Vivos de Zamora denunciamos la salvaje e incontrolada expansión de estas explotaciones industriales de porcino y decimos industriales porque así lo ha manifestado el Tribunal Supremo. En todas ellas los cerdos están inmovilizados, no llegan a pisar la tierra y sus purines disueltos en el agua van a parar a nuestra tierras, manantiales, riachuelos, ríos y embalses. Estos purines cargados de nitrógeno, fósforo, amoniaco, antibióticos y otros compuestos son especialmente tóxicos y requieren para su distribución de empresas altamente especializadas, como manifiesta el último Decreto del Gobierno de Aragón.

Estas explotaciones llegan a los pueblos con la ocultación cómplice de las autoridades, tanto regionales como locales, los vecinos nos enteramos por los medios de comunicación cuando ya no es posible alegar contra su instalación y en muchos casos son los propios alcaldes, sus familiares o sus amigos los promotores de estas industrias.

Hasta hace escasas fechas, los promotores presentaban solicitudes para explotaciones de 2000 cerdos, con el fin de evitar la declaración de impacto ambiental, para casi a continuación solicitar su ampliación a 5.000 ó 6.000 animales.Esta práctica, al filo de la ley, ha posibilitado la proliferación de multitud de macrogranjas en nuestro territorio.

Señor Aurelio González, le vamos a recordar los siguientes datos a cerca de las explotaciones industriales que usted defiende:

-En Holanda, el gobierno ha liberado recientemente más de 250 millones de euros para cerrar este tipo de industrias porcinas.

-En Alemania no permiten echar el purín en las tierras, debiéndolo llevar a plantas industriales transformadoras, hechas, gestionadas y financiadas por los propios promotores. En Alemania si un trabajador de una de estas explotaciones cae enfermo y es hospitalizado, se le aísla como posible transmisor de contagio de peligrosas enfermedades para las personas (gripe aviar y gripe porcina entre otras).

-En Carolina del Norte (EEUU) una megacárnica, como se las denomina allí, ha sido condenada por los tribunales, después de un largo litigio, a indemnizar a los habitantes del lugar con 473,5 millones de dólares por los daños que esta industria tóxica ha ocasionado a la salud de los vecinos.

-En España, la industria cárnica del porcino se ha planteado llegar a producir 50.000.000 de animales al año, esto equivale en consumo de agua subterránea a la que utilizarían 2. 250.000 habitantes.

España es un país semidesértico, con todos sus acuíferos en retroceso y progresivamente cada vez más contaminados, según los datos de las propias Confederaciones Hidrográficas.

-La inmensa mayoría de esta carne porcina se produce para la exportación a China y sudeste asiático, cuyo fin únicamente es el lucro de las grandes megacárnicas. Para ellas los inmensos beneficios, para nosotros la basura.

-Cataluña tiene el 41% de los acuíferos inservibles para el consumo humano, contaminados por nitratos provenientes de purines.

-Aragón ha tenido que elaborar un Decreto sobre control de purines porque su cuenca fluvial está contaminada.

-En Castilla la Mancha hay muchos pueblos donde los vecinos respiran continuamente amoniaco.

-La ría de Ribadeo ha sido recientemente contaminada por 600.000 litros de purín, han tenido que prohibir la pesca y han cerrado al baño el entorno turístico de Castropol.

-El desastre del Mar Menor en Murcia es consecuencia del desbordamiento de balsas de purines que están en el entorno de esta laguna de agua salada, 1.005 balsas la rodean, y de la sobreutilización de los nitratos y fosfatos de estos purines en la industria intensiva agrícola de la huerta.

El sector del turismo en España produce y distribuye infinitamente más riqueza que estas explotaciones industriales porcinas. Esto no es progreso es barbarie y enriquecimiento espúreo de unos pocos.

En Zamora en el año 1.990 había 18.000 pequeñas granjas de porcino que criaban con el método tradicional de estiércol sólido, 90.000 cerdas reproductoras, eran un complemento extraordinario, junto con otras actividades, que posibilitaron que los pueblos despegaran y sus hijos tuvieran medios par formarse y salir adelante.

En el año 2018 el número de explotaciones quedó reducido a 600 con una producción anual de unos 600.000 cerdos.

A cambio de esta reconversión salvaje del sector, que la UPA nunca denunció, esta industria porcina nos proporciona carne de pésima calidad criada a base de piensos transgénicos y sostenida con antibióticos y hormonas y la creación de unos exiguos 1.500 puestos de trabajo diseminados a lo largo de la provincia, muchos de ellos antiguos productores convertidos en "franquicias" de las multinacionales cárnicas.

Esta industria contaminante no repuebla, lo que hace en despoblar e impedir el futuro desarrollo de la ganadería extensiva y sostenible, del sector servicios y el retorno a los pueblos de jóvenes emprendedores y jubilados.

La contaminación por purines en Zamora es preocupante, la tierra recibe muchos más nitratos que lo que las plantas pueden absorber y estos terminan en acuíferos, cunetas, ríos y embalses. Los últimos informes de Ministerio para la Transición Ecológica constatan la contaminación por nitratos del embalse de Villalcampo y del Río Aliste a su paso por Carbajales. Zamora capital está rodeada de macroganjas en activo y otras en fase de proyecto, percibiéndose los malos olores también en sus calles.

Señor Aurelio González, usted no defiende los intereses de los pequeños agricultores, usted es un vulgar cachicán que representa más a las grandes cárnicas que a los que pagan las cuotas de su sindicato. El campo es patrimonio de todos los que lo habitan, y no de unos pocos que se lo quieren apropiar con sus eslóganes.