El pasado sábado, en el marco de la impresionante Biblioteca Pública de Segovia y ante un auditorio compuesto por más de un centenar de personas, Roberto García, su director, hacia entrega al zamorano José Crespo González, bibliotecario del Bibliobús Escolar de Zamora del premio Aclebin de Bibliotecas Móviles, dentro del IX Congreso Nacional de Bibliotecas Móviles que finalizaba ayer. Una ovación cerrada premió el antes y el después de la entrega del galardón, consistente en una placa, a quien concita el cariño y la admiración de todos sus compañeros por muchas razones, entre las que destacan su enorme humanidad y su excelente profesionalidad. Jose es un ser humano maravilloso del que podría contar infinidad de detalles que bien podrían hacerle acreedor a un premio también en Zamora. De su profesionalidad dan fe los más de treinta años que Jose lleva al frente de su bibliobús, acercando la cultura al medio rural, dignificando una profesión que lo necesita y fidelizando a cientos de lectores.

No siempre los premios llevan aparejada la unanimidad. Jose Crespo contó desde el principio con el cariño y el apoyo incondicional de todos sus compañeros, de abajo arriba y de arriba abajo de la pirámide. Jose es de los que no deja indiferente a propios y extraños. Haga lo que haga siempre deja una huella imborrable de compañerismo, de bonhomía, de profesionalidad, de todo aquello que tantos han destacado sobre su persona. Es impagable la tarea que este hombre realiza y que de no remediarlo, no tardará en quedarse solo. De los cuatro bibliobuses de Zamora, uno está parado, por jubilación y otro está a punto de entrar en boxes por la misma razón. Y aquí no vale poner a cualquiera, sin preparación, sin estudios, sin saber de qué va el tema, al frente de estas bibliotecas rodantes sobre las que debe recaer la atención preferente de las autoridades. El amiguismo, tan propio de esta ciudad, no vale en este caso

La perseverancia de Jose, su tenacidad, su paciencia, su empeño, su complicidad con los usuarios, su cercanía con todos ellos han sido detonantes no sólo del premio recibido, también de la larga carrera en la que tampoco han faltado las dificultades de todo tipo. Con palabras que previamente habría escrito con tinta del corazón y que memorizó perfectamente, con palabras sencillas y emotivas, Jose dio las gracias a un público entregado, en medio de la emoción de Ana Zamorano, su guapa mujer, y de sus preciosas hijas, Elena y Virginia Crespo Zamorano. Mostró su satisfacción por el hecho de "ser bibliotecario y por la connotación especial que tiene ejercer su profesión sobre ruedas, ya que ello contribuye a una mayor cercanía y fidelización de los usuarios". Como todos los asociados de Aclebin sean como José Crespo, auguro un porvenir brillante a esta asociación que debe seguir creciendo y luchando por su dignificación, como lo hace cada día José a brazo partido.

El reconocimiento social no siempre lleva aparejados otros reconocimientos necesarios para que la profesión prospere. A ver qué hace la Junta de Castilla y León. Menos prometer y más hacer por un colectivo que trabaja, a veces no en las mejores condiciones. Ellos son los que llegan donde nadie llega. Ellos son los que conservan y difunden el patrimonio bibliográfico. Ellos son personas preparadas que conocen sobradamente su profesión y que, de no existir, habría que inventarse algo igual o parecido para poder cumplir la misión que todos y cada uno de ellos tiene encomendada. No en vano estamos ante una entidad de referencia. Al igual que Jose Crespo es un compañero, un ser humano, un bibliotecario que se ha convertido en un referente para todos sus compañeros y para el público que visita cada día.