La propaganda, las noticias falsas o los bulos son tradicionales mecanismos de la acción política, ya desde la época de la república romana. Las campañas de desinformación buscan la influencia inmediata sobre la opinión pública, utilizando los medios de comunicación y ahora las redes sociales, sin que la verdad, la exactitud de los hechos y menos aún el rigor científico, tengan ninguna importancia.

Las recientes declaraciones del portavoz de Vox en relación con las 13 Rosas entran en la práctica de la campaña propagandística y revisionista sobre la Guerra Civil, el franquismo y la memoria histórica que desde hace unos años está realizando la derecha, mediática y política, ante lo que consideran excesos de la memoria histórica de la izquierda, intentando frenar su penetración en la sociedad española.

Desde sectores ideológicos derechistas (Pio Moa o Libertad Digital etc) se insiste en los mitos historiográficos y propagandísticos de los vencedores consagrados desde la Historia de la Cruzada o la Causa General: los pucherazos de febrero de 1936 del Frente Popular (Álvarez Tardío y Vila Garcia), las checas (César Vidal), la persecución religiosa y la quema de iglesias (Isabel Díaz Ayuso dixit), las conspiraciones territoriales (Asturias en el 1934, Cataluña, 1935), la violencia y desorden republicano, la inevitabilidad y necesidad del golpe militar, y hasta el oro de Moscú, están otra vez siendo utilizados como argumentario político e ideológico.

En esta visión revisionista de la II República y de la Guerra Civil y negacionista de la represión y violencia franquista, donde las víctimas han sido negadas ocultadas e ignoradas, los perpetradores anonimizados y sus responsabilidades ignoradas, las mujeres también encuentran un relato propio, asentado en la negación, la difamación y la maledicencia.

Según el Sr. Ortega Smith, las 13 jóvenes de JSU "torturaban, violaban y asesinaban vilmente" (¡en las Checas de Madrid, por supuesto!). Su espurio testimonio ha sido falseado conscientemente para crear un bulo y degradar a las víctimas y a todas las mujeres, puesto que no existe ninguna evidencia histórica que permita respaldar, ni siquiera por aproximación tal afirmación. Es una nueva instrumentalización histórica con fines ideológicos, en este caso en relación con las mujeres y a la supuesta "ideología de género".

El discurso que utiliza el portavoz de Vox coindice en fondo y forma con las proclamas y arengas que contra las mujeres rojas fueron publicadas en la zona nacional durante toda la guerra ("La Ametralladora"). En Zamora, podemos recordar los burdos ripios de Emilio Mato en el diario falangista Imperio o las alusiones despectivas del Magistral Romero.

Según la visión franquista, las rojas, "hembras de hoz y coz" eran agresivas, violentas y depravadas con una vida sexual licenciosa, con un gran poder de influencia sobre sus hombres, a los que en ocasiones arrastraban al comunismo o al socialismo. Eran milicianas que proclamaban y practicaban el amor libre y se casaban civilmente. Laicas y comprometidas, violentas e impías, cuando no ateas y propagandistas. La rojez en las mujeres fue considerada una psicopatología y las enfermas ingresadas en hospitales para su estudio (Vallejo Nájera, Antonio). Sus hijos e hijas, separados de sus madres para evitar su contaminación fueron educados en hospicios, el Auxilio social o entregadas o vendidas a las buenas familias católicas.

Por su perfidia muchas fueron asesinadas y sus cuerpos tirados en los campos y ríos y fusiladas legalmente en los cementerios. Sufrieron larguísimos presidios a lo largo de toda la dictadura. Penaron por sus propias responsabilidades pero también por las de sus hombres, acusándolas entonces de encubrimiento o auxilio o la rebelión. La violación fue utilizada como arma de guerra. (Queipo de Llano desde Radio Sevilla). Muchas fueran agredidas sexualmente por carceleros o por las patrullas paramilitares que luchaban contra la guerrilla. Les cortaron el pelo y las purgaron con aceite de ricino y las pasearon por las calles para general deshonra. Sufrieron la represión económica y los tribunales de Responsabilidades Políticas. Las depuraron de sus trabajos y sufrieron la exclusión social de ser unas proscritas quedando marcadas toda su vida.

Al menos 39 zamoranas, de edades comprendidas entre los 15 y los 60 años, fueron asesinadas y ejecutadas durante los primeros días del golpe militar, y más de centenar sufrieron largas y penosas condenas, dispersas en las abarrotadas cárceles franquistas. ¿También ellas eran violadoras, torturadoras y viles asesinas? Las más de 50.000 presas en cárceles franquistas ¿eran también violadoras, torturadoras y viles asesinas?

Las palabras de Sr. Ortega Smith son dolorosas y miserables.

Las víctimas tienen derecho a ser tratadas con dignidad.

Todas las víctimas, tanto las muertas por Dios y Por España, como las muertas por la Libertad y la República, necesitan ser reconocidas como víctimas, su recuerdo tratado dignamente y su memoria históricamente recompensada. La ausencia de una memoria común restaurativa y colectiva impedirá que la profunda huella que ha dejado la guerra civil en España sea superada. Manipular la Historia no ayuda a superarla, y su falseamiento, menos.