Es la propuesta estrella de Iñigo Errejón en su criticado "programa verde": una semana laboral de 32 horas, sin pérdida de salario, que se traduciría en una semana laboral de tan sólo cuatro días en vez de cinco. El argumento esgrimido por el líder de Más País es la existencia de "horas extra no retribuidas" y "contratos parciales involuntarios". No sé cómo habrá sentado idea tan descabellada a la patronal CEOE, pero es que ni siquiera los sindicatos han querido albardarse en semejante harina. Una harina indigesta que llevaría al país a la perdición.

Está España como para irse de vacaciones. Está España como para largos fines de semana. Está España buena. Sólo que no nos están contando la verdad y parece que todo es miel sobre hojuelas, cuando no es así. Hay problemas, y muchos, además de demasiados riesgos que tienen que ver con la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional ha lanzado una serie de avisos, el más importante: la desaceleración económica en el 90% de los países que lastrará a toda una generación. Los que lanzan ideas tan peregrinas, como Errejoncito, deberían atender un poco más a las advertencias que nos lanzan desde los organismos pertinentes. Kristalina Georgieva, directora del FMI, se ha estrenado en su cargo metiéndonos a todos un poco de miedo en el cuerpo. Y cuando digo todos, también hablo de Alemania y de Estados Unidos. La culpa del problemón que se cierne sobre todos nosotros, la tienen las guerras comerciales como las que libran Estados Unidos y China, y a las que ha dado pie con sus puñeteros aranceles y otros inconvenientes, un tal Donald Trump. A ver si el tan cacareado "impeachment" que le tienen prometido, da resultado y vuelve a la Torre Trump de la que nunca debió salir.

A pocos días de que el Gobierno comunique a la comisión Europea si revisa a la baja la previsión de crecimiento de la economía española, el FMI y la OCDE se han unido a los análisis que adelantan una ralentización de la economía. Y ya sabemos en qué se traducen las ralentizaciones de la economía: crisis. Palabra que Rodríguez Zapatero odiaba y que nunca quiso reconocer, como si con eso la crisis pudiera pasar de largo por España. Desde Washington se ha advertido de que la economía mundial crecerá menos de lo previsto en 2019 y en 2020. Ya podemos atarnos los machos porque París ve síntomas de debilitamiento en la economía española. Por eso, cuando escucho ciertos alardes por parte de algún que otro político, me echo a temblar.

Errejoncito pasa de la realidad y va a lo suyo que no es otra cosa que la de atraer electorado con proposiciones como las contenidas en su programa "verde" y que viendo la situación suenan a descabelladas e incluso deshonestas. Como esa medida suya, absolutamente electoral, que incluye crear hasta 600.000 puestos de trabajo. En esa promesa han naufragado todos. Con cuatro horas de trabajo semanales no hay creación de empleo que valga ni empresa que lo resista. ¿Cómo van a querer venir a invertir a España las grandes empresas mundiales si el nuestro es el país de la utopía?

Puestos a prometer, y sabido es lo que recuerda el refrán: "prometer y no dar no descompone casa", Errejoncito propone la limitación de vuelos peninsulares, esta gente siempre facilitando las cosas al ciudadano, el fomento del coche eléctrico y el autoconsumo. No ha dicho nada de cómo puede llevarse a cabo su propuesta. El chaval ha lanzado la caña y si pesca bienvenido sea para conseguir escaño en la Cámara Baja, aunque luego se escoñe. Un poco más de sentido común no les vendría mal a los políticos de las propuestas inasumibles e irrealizables, como la de los dichosos cuatro días de trabajo.