Que así sea siempre. Siempre es una palabra que bien define a la Guardia Civil, la institución en la que los españoles hemos confiado la responsabilidad de salvaguardar nuestra seguridad a lo largo de casi ciento ochenta años, ininterrumpidamente, con sus luces, que son muchas, y sus sombras, ganándose la admiración, el respeto y el cariño de la ciudadanía. Hoy, festividad de la Virgen del Pilar, 'la Pilarica', la Guardia Civil de Zamora honra a su excelsa patrona. Misa en la Iglesia de San Torcuato, celebración multitudinaria donde las haya, y a continuación, esta vez, fuera del recinto cuartelario, el tradicional acto institucional que este año importante para la Guardia Civil se celebrará en la Plaza de la Marina Española, a la vista de todos los zamoranos que quieran acompañar, que quieran aplaudir, con calor de manta zamorana, el trabajo y la dedicación plena de nuestros vecinos del cuartel de la Benemérita.

Quiero tener un especial recuerdo para las familias de estos hombres y mujeres que constituyen un ejemplo de abnegación y cuántas veces también de sacrificio. Al coronel Jefe interino, Manuel Rodríguez Zabala a quien quiero agradecer que este año celebre acto tan entrañable, tan español, tan hermoso en una de las plazas emblemáticas de Zamora. Y a quien le moleste que no acuda. Y a quien no le guste, que no mire. Porque de todo hay en esta particular viña del Señor.

España no se entendería sin la Guardia Civil. Sin su alerta permanente, sin su lucha constante, sin su tesón la delincuencia de todos los colores camparía por sus respetos y las libertades se verían conculcadas. Mientras los políticos no saben defender España, la Guardia Civil se deja la piel y a veces la vida en su defensa de la unidad de esta hermosa nación a la que algunos se empeñan en destruir, minándola lentamente. Pero, ahí están ellos, por tierra, mar y aire, convertidos en el azote de mafias y delincuentes de todas las cataduras, también la catadura política.

Decirles que les queremos y que les necesitamos, aunque sea sólo una vez al año, no representa esfuerzo alguno. Debemos ser más abiertos y manifestar nuestros sentimientos de gratitud y cariño hacia quienes permanecen atentos, tratando de librarnos de tantos males como nos acechan. Hace tiempo que guardo como oro en paño un poema del Coronel de Artillería, don José Navas Ramírez-Cruzado, dedicado a la Guardia Civil en el que se compendia todo lo que es el Benemérito Instituto, todo lo que son los hombres y mujeres de la Guardia Civil. Hoy lo hago mío y lo dedico con todo el cariño del mundo a mis vecinos y amigos de la Guardia Civil:

"Hoy quisiera ser juglar para poder describir a quien no verás rogar, ni reclamar, ni pedir. Hombres de temple en silencio, que nadie escucha sufrir, a esa sombra que nos guarda: tricornio, capote y fusil. Al valor y a la lealtad, sin preguntar ni exigir, a los que siguen cantando ¡Por tu honor quiero vivir! y para que España viva, tiene el Cuerpo que morir. ¿Quién les sembró ese coraje? que, ante el asesino vil, alzan su mirada al cielo, y en vez de tratar de huir, abrillantan sus charoles, para que los vean venir. ¿De qué, madera están hechos? ¿Qué bronce los fue a fundir?, que al repartir los laureles nunca se acuerdan de si; y sin embargo hay chavales que, a la hora de elegir, siguen gritando valientes: ¡Quiero ser Guardia Civil! Por eso falta un poema, que yo no puedo escribir, lo escribirá España entera, si no se quiere extinguir, con un abrazo y un grito: ¡Instituto, Gloria a ti!" ¡Viva Honrada, la Guardia Civil!