La polvareda levantada estos días por el plan o ensayo de reordenamiento de la asistencia sanitaria en el medio rural y que podría suponer la concentración de la atención que se presta en los consultorios en uno de referencia durante cinco días a la semana, no sólo ha obligado a rectificar a la consejera del ramo ante las protestas generalizadas, sino que es un síntoma inequívoco de que en esta cuestión subyacen males endémicos que evidencian una falta de planificación real.

Más allá de las razones de economía y sostenibilidad, que evidentemente condicionan la viabilidad del sistema, la falta de criterios de ordenación de la asistencia en nuestros pueblos se percibe desde distintos ángulos igual de preocupantes. Y me refiero a la falta de una previsión adecuada para sustituir a los profesionales de edad avanzada y que están a punto de la jubilación sin que haya facultativos orientados a la atención primaria en una Comunidad tan extensa y envejecida como es Castilla y León. No sólo está en juego la continuidad de los consultorios que atienden a una población de 3.200 pequeños núcleos de población, sino la calidad del propio servicio. Porque calidad no puede llamarse a que un médico acuda a un pueblo cada dos días, tenga a media población haciendo guardia ante el consultorio y nos encontremos a un profesional distinto cada vez que vamos sustituyendo al titular, que o bien ha tenido guardia o se encuentra de vacaciones.

A la vista está que nuestros dirigentes aún no se han tomado en serio que es la atención primaria la que sostiene al resto del sistema y que, precisamente, es ahí donde hay que incidir, motivando a los nuevos facultativos que salen de las universidades. Mientras tanto es injusto aplicar medidas de brocha gorda o elaborar planes sin tener en cuenta las diferentes circunstancias de cada pueblo. No es lo mismo un núcleo urbano de poco más de medio centenar de habitantes que otro de medio millar, como tampoco lo es desplazar diez kilómetros en taxi o en autobús a una persona que tener que hacerlo 50 kilómetros.

Sería deseable en un ámbito tan sensible como éste buscar soluciones prácticas y huir de la política cortoplacista, como del mismo modo sería inteligente un pacto de Comunidad porque los recursos son los que son y las respuestas, que sepamos, no van a salir de la chistera de ningún mago.