Es un pueblo pequeño pero grande en corazón.

Es un pueblo en un reino desde hace siglos llamado de León.

Era un pueblo con gentes que luchaban por un futuro mejor.

Caminaban todos juntos hacia el huerto, la era, o procesión, siempre en armonía porque ello era condición.

Los vecinos se ayudaban siempre y en toda ocasión, y deseando buena suerte al que era emprendedor.

En la fuente, junto al parque, una paloma anidaba y en su vuelo hacia los trigos los mensajes acercaba, ¡ha nacido un niño! ¡Qué alegría! Y entonces todos lo celebraban.

Hoy duermes, pueblo mío, el sueño de la decepción.

Ya no fuma el viejo en su puerta viendo jugar al chiquillo, ya no espera paciente el joven el encuentro con su amada, ya no queda ni viejo, ni joven, ni nada...

Allá en lo alto el campanario... se ha cansado de sonar, repicaban las campanas mañana y tarde o a la hora de ir a orar.

Hoy apenas suenan. ¿Para qué?... si ya casi nadie va a rezar.

El campo se queda solo, huele a viejo el caserón.

Qué terrible pesadilla: llegó la despoblación.

¡Despierta, pueblo, despierta! ¡Cuál suerte la tuya es!

Por el norte Zamora la Bien Cercada, al sur la bella y culta Salamanca, tú en mitad del camino, en la vereda hacia Santiago, saludando peregrinos, despidiendo caminantes, señalando los caminos hacia el Duero a viandantes.

Pasan y pasan los días, ves dormir a tus muertos, aquellos que hace tiempo nacieron ellos recorrieron tus parajes pisando fuerte tus tierras, bebiendo tu agua y vino, llenando charcos de vida y muerte.

¡Despierta, pueblo, despierta!

Da vida, da esperanza, da futuro.

Abraza fuerte como lo hiciera una madre porque éste es un pueblo pequeño pero con gran corazón. Dicen que está en un reino desde hace siglos llamado de León.

¡Despierta, pueblo, despierta!