Me leo el informe del "Consumo alimentario en España 2018" y compruebo de forma oficial, lo que me temía. Tanto hemos cambiado los españoles que no comemos como comíamos. El primero, segundo y tercer plato, han dado lugar al plato único. Y no creo que sea por una cuestión de ahorrar. Las comidas de cuchara, sin duda las más sanas, han dado paso a menús más simples o para compartir entre varios. La caída del taper, de la fiambrera de toda la vida, es evidente, mientras las comidas fuera de casa han sido la tendencia de consumo alimentario seguida por la mayoría de españoles en 2018. La crisis económica impulsó la preferencia por comer en casa, tras superarla, aparentemente, han vuelto renovados los ánimos a salir de bares y restaurantes.

Al parecer, 2018 fue el año de la simplificación del menú patrio. El plato único supera al menú completo tanto en los establecimientos hosteleros como en los hogares. La tendencia de consumo, después de años de fritangas y precocinados, se encaminó hacia unos modos de preparación cada vez más sanos con platos a la plancha y sin cocinar y fríos o compartimentados. Pero, vuelvo a preguntarme, qué ha sido de los tradicionales platos de cuchara tales como los garbanzos, las alubias o las lentejas. Mientras los dos primeros pierden fuelle, las lentejas se mantienen. Menos mal. No es de extrañar que se añore tanto la comida de las abuelas y de las madres. Aquellos suculentos cocidos, las ricas lentejas estofadas en las que no faltaba de nada, o las alubias que además de morcilla, chorizo y otras delicias del cerdo, también admiten almejas y otras delicias del mar que las convierten en un plato irresistible.

Compartir el pan en familia es casi exclusivo de la Navidad y de ciertos acontecimientos familiares. El móvil, que es un incordio, las prisas sin apenas pausa, la tele y un montón de cosas más han destruido aquel ambiente familiar que se queda sólo para películas en blanco y negro como "La gran familia". Lo único bueno de tanto cambio es que las clásicas tres comidas diarias: desayuno comida y cena, han dado paso a más de tres al día. Algo que recomiendan los expertos que se haga para, entre otras cosas, evitar llegar con hambre a la mesa, en definitiva ser un poco más racionales.

El pasado año, objeto del estudio del Ministerio de Agricultura para la elaboración de su informe anual, disminuyeron los platos de carne, marisco, pescado y patata y aumentaron las ensaladas, ensaladillas y platos de pasta. Todo depende de si se come en casa o no. Porque, dentro del hogar, los productos frescos fueron la estrella que más brilló. El pescado que hay que consumir varias veces por semana, las frutas, las verduras, los huevos y la carne se llevaron la palma. El plato más repetido en todas las comidas y cenas es la ensalada verde, seguida de la pizza, que se mantiene en segunda posición, y la ensalada de tomate que ha repuntado con respecto a otros años.

Algunos hábitos y costumbres no son precisamente muy saludables que digamos. Sustituir caldos, cremas naturales y sopas por pizzas no es lo más recomendable. Allá cada cual con su estómago. Luego viene la pelea con la báscula y la operación bikini que nunca se completa. Ganar kilos es muy fácil, perderlos, no tanto. Por cierto, el supermercado se mantiene como el establecimiento preferido para hacer la compra, seguido a distancia por las tiendas de descuento y las tradicionales que, lamentablemente han caído en picado y están desapareciendo a marchas forzadas. Y, un dato curioso, siempre según el citado informe, como media, cada español se gastó más de 1000 euros en alimentos y bebidas fuera de casa. Cuán lejos se me antoja cuando en las casas se comía y cenaba a una hora convenida, con dos platos y un postre. Desgraciadamente eso es historia.