No puedo estar más de acuerdo con esta apreciación y con la totalidad del discurso que el pasado viernes pronuncio Cipriano García, director general de Caja Rural. Dijo un montón de verdades y volvió a realizar una serie de reivindicaciones justas y necesarias que las administraciones y fundamentalmente la Junta de Castilla y León no pueden dejar caer en saco roto. Hay que tener gallardía, hay que tener valentía para decir las cosas como son, sin cortarse un pelo, sin acobardarse, tal y como lo hizo Cipriano García. "Nosotros estamos ofreciendo a la sociedad los mismos avances tecnológicos y de productos que la gran banca. Pero, además, tenemos la sensibilidad y humanidad de mantener todas nuestras oficinas y puntos de atención al cliente abiertas, aunque algunas de ellas no sean rentables económicamente".

Hoy por hoy, Caja Rural, y no lo digo con ánimo publicitario puesto que tampoco lo necesitan, es un referente para la mayoría de los zamoranos. Me atrevería a decir que la atención es casi personalizada. No es lo mismo hablar con un trabajador de Caja Rural, no sé, Mari José, Marisol, Angel, Juanjo, Silvia, Juan Pedro, Javier, Alejandro, Javi Moreno, José Antonio, Oscar, María que hacerlo con una máquina por muy rápida que sea. Porque las maquinitas de los bancos están sustituyendo a los bancarios y eso no gusta al cliente. Hoy en día, sin Caja Rural, sería muy difícil avanzar en Zamora. El mérito es de todos sus trabajadores y de hombres como Cipriano o como Feliciano Ferrero, secretario general de la Fundación Científica Caja Rural que todos los años logra sorprendernos de alguna manera. Este año, la sorpresa se llamaba "Parrandboleros".

A ningún zamorano nos cabe duda de que Caja Rural es el motor socioeconómico que impulsa a Zamora hacia el despegue definitivo, en un momento crucial, cuando se vacía, cuando pierde contenido, cuando se hace difícil salir adelante, en estos momentos en los que muy pocos apuestan por el potencial de Zamora, que lo tiene. Cierto es que se necesita también el impulso de la Junta de Castilla y León. Gustó el discurso de un cercano Alfonso Fernández Mañueco que nos está demostrando constantemente su cariño a Zamora, cariño que debe traducirse ahora en hechos, en ayudas que nos permitan respirar con proyectos como el retorno del Ejército a Zamora y más concretamente a Monte La Reina. Hay que agradecerle y mucho al general de brigada Juan Manuel Broncano Mateos, Jefe del Mando de Ingenieros, su esfuerzo por no desvincular a Zamora y a Monte La Reina del Ejército. La vuelta de quienes nunca debieron marcharse, no es sólo voluntad militar, que la hay, es sobre todo voluntad política. Y ahí tenemos que remar todos en la misma dirección.

Yo diría que Caja Rural es una entidad con alma y cabe esperar que no la pierda nunca en favor de las tecnologías y sólo de las tecnologías. Hay que apostar por las personas como hace nuestra Caja, y digo nuestra con el lógico orgullo de pertenencia que a veces nos falta. Es verdad que mientras la mayoría de entidades financieras se ha dedicado a cerrar, Caja Rural, no sólo ha mantenido incluso aquellas oficinas que no son rentables, si no que ha aumentado su presencia. En Zamora, por supuesto, pero también en León y en Valladolid. La noche del viernes se celebró la gran fiesta de los reconocimientos, la fiesta de las gentes del medio rural, de los ganaderos y agricultores, como Florentino Mangas, y de la capital. Una fiesta multitudinaria. Una fiesta como le gusta a Cipriano, con sensibilidad, con muchas sensibilidades y con humanidad.