En toda convivencia para que sea óptima; en el sentido de que todos veamos cumplidas las expectativas que deseamos, y esperamos, de los demás, y logremos, consecuentemente, el mayor bienestar posible, lo que todos deseamos, para alcanzar la máxima felicidad; es necesario, además de conveniente, que las relaciones humanas, la inmensa mayoría obligatorias por ser de naturaleza laboral y familiar, estén basadas en el respeto recíproco, en el cumplimiento exacto y completo de las obligaciones de todo tipo y naturaleza que hayamos adquirido, normalmente de carácter voluntario, como pueden ser las de índole contractual, por ejemplo, o las emanadas de imperativos legales, por mandato de la ley.

Y es que si no observan la ley, no cumplen lo que hayan firmado libremente en un contrato que no tenga cláusulas abusivas o no haberlo anulado la judicatura, no hacen lo prometido, no respetan la palabra dada, no cumplen los compromisos adquiridos, etc., provocan, con estas conductas reprobables, perjuicios de todo tipo a los demás, tanto económicos, personales, etc; lo que no les gustaría, a quiénes así proceden, les sucediera; pura incoherencia y egoísmo de la lamentable condición humana, que se manifiesta desde la más tierna infancia; pues tengamos presente el fenómeno del denominado "bullying" de los escolares, auténticos "nazis" y "soviéticos" infantiles, lo que aterroriza pensar en las desgracias que irán provocando a medida que "crezcan en edad y maldad", si esas actitudes "no se cortan de raíz y sin contemplaciones"; pues tanto "procedimiento investigador, instructor, garantizador, y demás músicas, etc.", en vez de proteger a la víctima se aprovecha por los "leguleyos" para favorecer a la delincuente. Todo ello resultado de quienes, como progenitores y maestros, no han asumido lo que ser padres y docentes supone e implica, ¡de vergüenza! Por fa, ni "den a luz más monstruos"; y dedíquense a otros oficios donde no causen tanto daño a la sociedad por no querer ejercer lo que implica la paternidad y la enseñanza primaria.

Y luego cuando llegan estas "personas", por llamarlas de alguna manera, a la juventud siguen, más si cabe, con sus actitudes irreverentes, incumplidoras, arrabaleras, etc., desprestigiándose ellas mismas, a sus "papuchis" y "mamuchis", algunas de "foulard", ¡of course¡; que no las han educado, las han consentido, no les han aconsejado en el recto proceder hacía el prójimo, etc., además de a la ciudad, y a sus habitantes, de donde proceden, si es que ese comportamiento incumplidor lo hacen en otras donde se desplazan, por motivos de "estudio", lo que es un decir; las desacreditan, pues en otras se piensan que todos sus habitantes son de la misma "ralea". Así, se comenta, en que en alguna ciudad universitaria a las personas que proceden de otra, por cierto no muy lejana, no les alquilan los pisos por tener pésima fama, bien conseguida y acreditada, de impagadoras e incumplidoras de los contratos de arrendamiento, a pesar de que sus progenitoras sean funcionarias públicas, vivan en las zonas más céntricas de su ciudad de origen, etc., es decir, que no son unas "pobrecillas e ignorantes".

Si tuvieran educación, empatía, y respeto a sí mismas y a los demás, todo lo anterior, no acaecería.