La quiebra de Thomas Cook es, casi seguro, el aviso del final de un modelo turístico, cuyo colapso sería un torpedo contra la economía española. Si la causa principal está en el cambio de hábitos del turista, que de comprar paquetes en agencias pasa a hacer su propia compra por Internet, servicio a servicio, el impacto será duro, aunque al final reparable con un esfuerzo de adaptación. Pero si otra causa fuera la pérdida de atractivo del turismo de sol debido al aumento de temperaturas en Europa, echémonos a temblar, pues el torpedo nos impactaría en la línea de flotación. La industria del sol es hoy en nuestro país, sin discusión, la primera industria, y el equipamiento de media España al servicio de esa demanda es tan formidable e imbatible como rígido y no reconvertible. Asi que mientras galgos y podencos disputan su carrera se puede estar formando la temida tormenta perfecta.