Por ahora de Errejón se sabe poco, o a lo mejor el que sabe poco soy yo. En realidad no sé casi nada. Tiene algo de discurso y algo de teoría, dice alguna cosa inteligente cuando le ponen delante la cebolleta y luce un rostro que tira a extraño, como el de Damian Lewis. Debido sobre todo a cierta pulcritud y buenos modales se le ha asignado el papel de buen chico en la banda de chicos malos que para muchos es todavía Podemos, y por la soltura con que lo representa da la impresión de que se siente confortable. Para hundir a Podemos el centro izquierda mediático lo apoya a tope, como si fuera un niño prodigio del ajedrez y el piano a la vez. Pablo Iglesias no lo echó del partido en su momento (en el PSOE habría durado cinco minutos) para no cebar su bien ganada imagen de líder autoritario. Luego Pablo se reblandeció con la multipaternidad responsable, y ahora ya es demasiado tarde.