Este 2019 se cumplen setenta años de la convocatoria del concurso promovido por el Ayuntamiento de Zamora para decorar el salón de plenos, y que fue ganado por la artista toresana Delhy Tejero, con la presentación del boceto para el mural El Amanecer jurídico del municipio zamorano. Entre los miembros del tribunal que le otorgaron el premio figuraban nada menos que el pintor onubense Daniel Vázquez Díaz que ese mismo año fue nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes, y el crítico de arte del diario ABC José Camón Aznar, entre otros.

Pocos zamoranos podrían pensar que a pocos pasos de su casa se encuentra este mural, realizado por una de las artistas más destacables del arte español del siglo XX.

Delhy Tejero fue ilustradora, pintora, viajera infatigable por Europa durante los años treinta y una mujer independiente, luchadora y "feminista", aunque es muy posible que no fuera muy autoconsciente de esto último. Tal como cuenta en los diarios que escribió, renegó abiertamente del matrimonio y nunca se casó; defendió su independencia por encima de todo, lo que no le impidió tener múltiples y devotas amistades masculinas; tampoco tuvo hijos; se mantuvo con los ingresos que le proporcionó la pintura, y viajó sola a finales de los años treinta en una época muy convulsa tanto para España como para Europa. Y por si alguien quisiera desacreditar el término "feminista" con comentarios necios sobre el aspecto de tales mujeres, hay que decir que en la mayoría de las fotografías que ha dejado, Delhy siempre mostró una imagen impecable, interesante y de un gran atractivo estético.

Además de colaborar antes de la Guerra Civil como ilustradora en diversas revistas madrileñas de la talla de Crónica y Blanco y Negro; y obtener terceras medallas en las Exposiciones Nacionales de 1932 y 1948, la pintura mural siempre fue el género predilecto para ella. Y es que además de Estudiar en la Escuela de Bellas Artes , también lo hizo y ejerció como profesora de esta asignatura en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid y gran parte de sus viajes por Europa los hizo para perfeccionar técnicas y procedimientos de pintura mural, por lo que se convirtió en una experta en este sentido. Un importante ejemplo de ello se puede contemplar en el mural conservado en el Ayuntamiento de Zamora :

El Amanecer jurídico del municipio zamorano fue el título elegido para el boceto por el que recibió un premio de 60000 pesetas, y una dotación extraordinaria para el coste del oro. En este concurso se pedía como tema de la obra presentar un pasaje de la Historia de Zamora, y Delhy eligió el de la concesión del Fuero al burgo en el año 1062, es decir el momento en que surgió Zamora como municipio, tema que se ajustaba perfectamente al edificio donde iba a ser colocado.

Para la iconografía la pintora se apoyó en fuentes muy rigurosas entre ellas textos de Menéndez Pidal, Sánchez Albornoz y Fernández Duro. Y en ella aparecen los protagonistas de la Historia de Zamora en el Medioevo asistiendo a la lectura del Fuero. En el lienzo de la derecha se representan los reyes de León, D Fernando I el Magno y Doña Sancha que fueron los que dieron Fuero a Zamora en el año 1065, junto a ellos el clérigo que lo está leyendo. En el de la izquierda aparecen los tres estamentos personificados por un monje, un mercader y un guerrero; y en la parte central se muestra a la Corte: de derecha a izquierda, el Cid, y los cinco hijos del rey: Don Sancho (el heredero), Doña Urraca ("reina de Zamora"), Don Alfonso (más tarde Alfonso VI), Doña Elvira y Don García.

Tenía la intención de llevar a cabo la obra al fresco y pintar directamente sobre el muro, pero el Ayuntamiento le sugirió que lo pintara sobre tela porque si no, podría perturbar el estado del salón.

El mural lo forman tres lienzos perfectamente fijados en los bastidores, y están dorados y pintados con técnica mixta . Delhy combinó técnicas tradicionales de pintura mural que aprendió en Italia (dorado con panes de oro y técnica mixta) con una representación plástica de absoluta modernidad: muy poca perspectiva, frontalidad y simplicidad casi geométrica, próxima a la pintura de Vázquez Díaz.

Realizó el mural en un estudio especial que se alquiló en Madrid y lo terminó en 1950. Es una obra de gran calidad plástica y absolutamente original, no solo porque combina una técnica tradicional con una estética moderna, sino por el contexto de penuria cultural en el que se encontraba el país en aquel momento y donde además, era realmente difícil para una mujer poder conseguir un encargo de esta categoría.

(*) Profesora de Historia del Arte