El pensamiento es ambicioso, siempre, absolutamente siempre, necesita consignar vivencias para poner contra la pared las paradojas de la vida.

La estupidez es la exaltación de la ignorancia, de ella tiran los hombres que no han tenido acceso a la cultura. Sí, los mismos que son trazo del tengo; los que piensan que la grandeza se fabrica con pasta.

El primitivismo, normalmente, es evidencia directa de carecencia. Dicho lo dicho, me acerco a lo que quiero decir. El espacio es frágil y las líneas deben colocarse de primera intención... Las columnas no deben ser un catálogo literario que aburren hasta con el título.

Hace pocos días me invitaron a la presentación de un libro, el acto estuvo muy bien, bastante concurrido. Al salir, justo en la misma calle, nos encontramos a tres hombres pegando voces: "los libros y su puta madre". Los allí presentes alucinamos en colores, nadie entendía nada, con cierto asombro nos quedamos todos a medio camino entre la risa y la incredulidad. Al rato, uno de ellos, el más corpulento, dejó entrever el "motivo" de semejante calentón. Vivían en la misma calle, y debido a la presentación del libro, no habían podido aparcar la furgoneta. Tenían ganas de jarana, dos eran nuestra sombra, y el otro iba más rezagado, con el atrevimiento propio de la mala educación iban diciendo "vagos, sois unos vagos, mucho libro y poco jornal". Imagínense que contraste, salir de la presentación de un libro, y encontrarse con semejante sainete...

En Europa el guerrero es el que combate con la inteligencia; pero por lo visto, aquí en España el guerrero es el que da guerra. En otros países se respeta a las personas que son esfuerzo intelectual, aquí se les llama vagos, desde siempre se ha cometido el mismo error ¿saben cuál? Ignorar a todos aquellos que contribuyen a la fuerza del arte y la cultura. Las naciones son promesa de futuro cuándo el capital humano tiene más ganas de pensar que de sudar.