Cuando estábamos en plena campaña electoral de las pasadas elecciones generales pregunté quién podría tener interés en hacer fuerte al partido político Ciudadanos (Cs). Un sociólogo al que había conocido en unas jornadas sobre "comunicación" de los políticos locales con los ciudadanos con el que coincidí en una conferencia, me dijo: "es una creación del Ibex 35". Yo desde entonces estoy buscando indicios que me confirmen este hecho.

Creo que si alguien en el Ibex 35 hubiese planteado apoyar a un personaje tan pintoresco como al presidente del Cs Albert Rivera, estoy seguro que habría habido una discusión muy animada. No sé cuál sería el resultado final, pero desde entonces hasta ahora han ocurrido suficientes deserciones en la cúpula de este partido para cerciorarse de la escasa capacidad de este personaje para contribuir a la estabilidad, no solo del Gobierno, sino también de la sociedad española. Es muy difícil creer que esa institución no hubiese organizado el relevo del presidente de forma ordenada para ir a unas nuevas elecciones. Cabe la posibilidad de que quieran que el personaje creado se queme a fuego lento y terminar con su aventura política, no es con políticos liberales con los que crean las condiciones políticas para la estabilidad de los gobiernos.

Para el Gobierno de Pedro Sánchez el problema no es solo el nacionalismo catalán sino la idea que tiene el presidente del Cs de España y del papel que desempeña el Gobierno. Creo que es el único personaje que existe que con la misma convicción hace tres cosas diferentes a la vez. Negarse a asistir a una entrevista con el Presidente del Gobierno de España, considerarlo un apestado (cordón sanitario) y describir una situación de anormalidad que no se da en estos momentos.

El discurso del líder de Cs es que no se puede gobernar a toda España de la misma forma a los catalanes, también a los votantes de su partido allí, hay que aplicarles el 155 para demostrarle que los españolistas le podemos aguar la fiesta a los nacionalistas, según el día que tengamos. "Y nos molieron a palos/ porque Dios ayuda a los buenos/ cuando son más que los malos".

¿Por qué esta reticencia de Albert Rivera a apoyar un Gobierno socialista? En primer lugar por la incapacidad que tiene de comprender que por encima de las animadversiones personales la acción del Gobierno es una dedicación íntegra al servicio del bien general de los ciudadanos españoles.

El debate es antiguo. Este personaje no ha entendido que apoyando al Gobierno de España estaba creando las condiciones para la estabilidad después de la sentencia del independentismo y la de la UE después del Brexit, ha preferido el brexit de los políticos a ganarse la fama de "hombre de Estado". ¡Qué le vamos hacer! Sería un debate metafísico explicar si una persona de su inteligencia puede darse cuenta de que gobernar es mantener el equilibrio entre los nacionalistas catalanes y los antinacionalistas.

A mí su peripecia personal me importa un rábano, lo que siento es que ha desperdiciado la oportunidad de que a políticos valiosos de su partido para el interés nacional los haya privado de contribuir al bien común por sus rabietas.