La nueva tasa a cobrar desde el próximo año de nueve euros, solo por la tenencia de perros ha desatado todo tipo de comentarios, pero también ha cosechado un inusitado silencio en once concejales de la oposición, que a saberse si tenemos. Ni una pablara sobre el asunto, que viene a decir que quien calla otorga, luego son conformes con que cada propietario de can abone lo estipulado, evitando mojarse en este asunto. Queda tanto para asociaciones como para grupos sin representación en el ayuntamiento y sobre todo para ciudadanos de a pie, siempre en soledad, mostrar su malestar que otra cosa no se puede, por el cobro. Más que por el cobro que representa una pequeña cantidad, por las formas utilizadas. Porque argumentar, que fue un impuesto que ya hubo y que con ello se sufragarán parte de los gastos que ocasionan los perros en la ciudad, resulta chocante. Como si por ejemplo a quien tenga bicicleta , no quiero dar ideas, se le cargara parte del costo de mantener los carriles-bici, los aparcamientos para ciclos, la señalización particular y costear el día de la bicicleta, solo porque fue un impuesto que ya hubo, sí hace muchos años había que pagar también por tener bicicleta, ahora resultaría absurdo.

Los que tenemos perro sabemos que precisamente esos servicios que dicen tanto cuestan no se prestan, porque solo hay que pasarse por los areneros y comprobar cómo se encuentran repletos de excrementos, así un día y otro, y otro, y otro. Cuentan que colocan bolsas en los dispensadores, para que sean utilizadas, pero es completamente falso, solo hay que acudir con cierta frecuencia y comprobar, como siempre están vacíos los soportes y no porque alguien se las haya llevado, que podría ser, sino simplemente no se preocupan de reponerlas, pero tampoco de descargar las ya usadas de los contenedores, que están siempre a rebosar de heces embolsadas.

Controversia con el asunto de los perros en la ciudad, que cómo no, sale a relucir, que las calles están llenas de excrementos y las fachadas llenas de orines. Pero se debe sancionar al infractor, al que incumple la ley solamente. No porque chicos y chicas orinen en las fachadas de La Horta, que lo hacen, vomiten, rompan vidrios y toquen timbres de noche, se puede cobrar un impuesto a quien salga por Herreros. Que cada uno cumpla con su trabajo. Y como esta columna va de opinión, ahí la mía, todo esto responde a una campaña calculada por el concejal de turno, en busca de notoriedad, que formando parte de un grupo político apoyado por el pueblo no por su proyecto, sino solo por una persona que así se lo ha ganado, en vista de una posible debacle sin el líder, necesite de un remplazo que ya le están buscando.