Estamos viviendo en un tiempo crucial, donde es comprensible la existencia de cierta intranquilidad, y esta inquietud está relacionada con la formación del Gobierno, una vez que los ciudadanos hemos expresado nuestra voluntad ejerciendo el derecho y obligación de votar. Este estado de ánimo se corresponde con la lógica política de la democracia cuando los resultados electorales no ocasionan mayorías absolutas.

Hay que reconocer que la voluntad popular, es decir los resultados electorales, han puesto en dificultades a los responsables de las diferentes formaciones políticas en relación a la construcción de un Gobierno estable. No obstante hay que aceptar y mostrarse de acuerdo, que las elecciones generales celebradas el pasado 28 de abril, también las europeas, autonómicas y municipales a menos de un mes después, el mandato de los ciudadanos, fue claro: el Partido Socialista Obrero Español obtuvo el respaldo mayoritario de la ciudadanía y a mucha distancia del resto de las fuerzas políticas

Lo que se desprende de esta situación ya lo conocemos, que los ciudadanos no quieren que gobiernen las derechas, pues todas juntas no suman los votos que se necesitan para mantener un gobierno estable. También conocemos que esos partidos políticos, de la derecha, (que no son alternativa), no quieren que gobiernen los socialistas en España. Sus manifestaciones, son rotundas: "haremos todo lo posible para impedirlo". Evidentemente, ni el Partido Popular ni Ciudadanos han asumido los resultados electorales, posicionándose políticamente en una actitud beligerante: en definitiva, su estrategia trata de bloquear la política y las instituciones.

Al mismo tiempo es necesario comprender que la formación política que ha tenido mayor apoyo electoral, es decir, el Partido Socialista, y que con otros partidos de izquierdas posee el respaldo mayoritario y la preferencia de los ciudadanos, en esas condiciones lógicamente corresponde a la formación política más votada, intentar formar gobierno, una vez que las Cortes Generales (Congreso y Senado) ya están constituidas.

Es cierto que el pleno funcionamiento del Estado moderno está condicionado, para su buen funcionamiento, con la formación de un Gobierno estable y coherente que garantice las políticas que son necesarias para un mayor grado de bienestar e igualdad entre los ciudadanos. Por eso es tan importante la disposición urgente de ese gobierno que garantice una unidad de acción como punto de partida para, en un marco de cooperación leal, que a su vez, se traduzca en una legislatura y se concrete en el desarrollo de políticas públicas eficaces para combatir la desigualdad, recuperar y consolidar derechos y afrontar los grandes desafíos ante los que nuestro País no puede seguir a la espera.

Me parece muy importante la oferta que el Partido Socialista está ofreciendo a la sociedad civil, una vez que los españoles decidieron avanzar. También que ese ofrecimiento interpele a las direcciones de otros partidos políticos progresistas para que con la suma de sus votos sea posible la acción de un gobierno estable desarrollando políticas prioritarias como: el empleo digno y pensiones justas, el feminismo y la lucha contra la desigualdad y calidad democrática; emergencia climática así como la transición ecológica; avance científico, tecnológico y transición digital: mayor protagonismo de España en Europa y la vertebración territorial de nuestro país.

Al analizar la actual situación política, no quiero eludir la posibilidad de que, si no se produce el necesario entendimiento para la investidura y por lo tanto la formación de gobierno, se tendrían que celebrar nuevas elecciones legislativas.

Ante esa posibilidad hay opiniones de todo tipo y condición. Los más sesudos y los listos de la clase, aseguran que si se provocaran nuevos comicios, se produciría una muy alta abstención, al tiempo que afirman que ante esa hipotética inhibición, en su mayoría seria de los votantes de izquierda. Naturalmente es muy humano confundir los deseos con la realidad. Allá cada uno.

Por otro lado, creo que un posible gobierno de coalición tiene muchas dificultades, en las actuales circunstancias y con los posibles actores, para el entendimiento la eficacia y la coherencia. Como es sabido un gobierno es un ejecutor, como su nombre indica, de políticas y por lo tanto no debe dedicarse a la confrontación y el debate, para eso está el Parlamento.