Fábulas y dichos sobre el pozo sin fondo hay en todas las culturas y en todos los tiempos. Muchos hablan de las mismas, pero nadie atestigua haber visto un pozo sin fondo. No existe, pues, y menos lleno de dinero, que como no tendría fondo, nunca sabríamos lo que hay. Lo que sí es cierto, es que en Suecia o Noruega, por poner un ejemplo de países serios, todo tiene un precio, hay controles, nada es gratis. Ni un tríptico informativo. Todo tiene un valor y un precio y se debe pagar. Lo más parecidos a un pozo sin fondo eran las bolsas de plástico en los comercios. Había bolsas por todas partes. Era un problema de derroche, mala educación, sanidad pública. Hubo que decretar por ley que era obligatorio cobrar algo para que todos empezáramos a llevar la bolsa de casa y ahorrar plástico y despilfarro porque era gratuito. Los artículos 128, 130 y 133 de la Constitución establecen: Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. Los poderes públicos atenderán a la modernización de la agricultura y ganadería a fin de equiparar el nivel de vida de todos los españoles. Las Comunidades locales podrán establecer y exigir tributos de acuerdo con la constitución y la leyes. Somos más de 45 millones de personas en España. Si todos cumpliéramos personal, colectiva e institucionalmente con nuestras obligaciones y deberes, también en esta dimensión de aportar y recibir los dineros públicos, que no constituyen un pozo sin fondo, nos iría muy bien, pues en la despensa común hay para todos. Se ha dicho y escrito que a los italianos les gusta que se hagan leyes, los alemanes las cumplen y los españoles las retorcemos e ignoramos. Leyes tenemos un montón y su cumplimiento afecta a todos los sectores. A lo que manda y a los mandados. LA OPINIÓN informa por ejemplo ( 29 de agosto páginas 3 y 19 ) de lo siguiente): La Seguridad Social exige casi 35.000 euros a tres empresas por no cotizar por las horas extras. La Junta retira pagos de la PAC por importe de más de 300.000 euros a los ganaderos de Fariza, que han percibido indebidamente (y se callaron). Hablando con un alto funcionario que entiende de asociaciones decía que eran muchos los millones que se destinan en toda España, en cada provincia, en cada pueblo a subvencionar actividades que se dice se programan y luego se llevan a cabo o no, pero el dinero se envía. Para inspeccionar y controlar este gasto por ejemplo se precisaría un cuerpo de inspectores trabajando mucho y con muchos medios para detectar quien no cumple y sancionar para escarmiento de otros y que teman que cuando vean la barba del vecino pelar pongan la suya a remojar. En la mayor parte de las poblaciones se han formado asociaciones para todo tipo de personas y cuyos estatutos contemplan una multiformidad de actividades posibles: excursiones, talleres de formación. mejora de aspectos de la salud física, gimnasia de mantenimiento, de psicomotricidad, yoga, hábitos de alimentación, higiene, prevención sanitaria, salud psíquica, talleres de recuperación, talleres de teatro, manualidades, celebración de campeonatos de juego, concursos y certámenes, exposiciones y un largo etcétera. Que de realizarse, y bien, nuestros pueblos serían menos aburridos y se podría generar una nueva cultura de participación. No pocas solicitudes para implementar algo se hacen y hasta obtienen subvenciones, pero su aplicación dista y mucho de lo programado. Hay muchos miles de euros que reciben muchos pueblos para tales actividades y sobre los y las que no hay ni registros y menos memorias de lo que se ha hecho. Leyes y estatutos que no se cumplen y la vigilancia para premiar al buen administrador y sancionar al pícaro. Que de todo hay. Y otro tanto se podría decir de los comedores sociales, fiestas populares, excursiones, dineros entregados a las ONGs, subvenciones para demasiadas cosas en lugar de pedir primero honradez y seriedad. Recibir es bueno, pero gastar con mesura y rendir cuentas con transparencia es aún mejor, por la función educativa y de responsabilidad que generan. Y el Tribunal de Cuentas queda muy lejos .Autodisciplina, ética, responsabilidad social y manos limpias son exigibles y a controlar por las inspecciones en todos los que reciben dineros públicos, pues no provienen de un pozo sin fondo sino de los tributos de otros. No pocos piensan que los fondos públicos son un pozo sin fondo, de todos y de nadie y que el más listo es el que más se lleva. Claro que de estos nos dan mal ejemplo partidos y sindicatos, las sacrosantas e intocables organizaciones del Estado, que en cualquier negociación venden su voto por un precio desproporcionado, importándoles nada lo que quede para los demás.